Cuasimodo de Renca
Renca, Metropolitana de Santiago

Antecedentes biográficos:

El registro histórico más antiguo que define la “Corrida a Cristo” de manera clara, según las características que Cuasimodo tendría desde mediados del siglo XIX en adelante, recae sobre el pueblo de Renca. Gracias a la investigación realizada por Juan Guillermo Prado, hemos recopilado esta festividad a finales de marzo de 1842, cuando el argentino Domingo Faustino Sarmiento por medio de una crónica bastante crítica con las manifestaciones populares chilenas publicada en El Mercurio de Valparaíso se refiere a Cuasimodo:

En un pago inmediato (a Santiago) llamado Renca, se reúne el paisanaje a caballo en la placeta inmediata a la iglesia el día de Cuasimodo en que se acostumbra llevar en gran ceremonia el viático a los enfermos. El cura sale a caballo, y la inmensa turba de caballeros que le acompañan, dan tales carreras, tal polvareda levantan, tantas pechadas con los caballos y tal algaraza hacen, que más visos tiene de un combate o de unas cañas (juego ecuestre), que de un acompañamiento de cristianos que reverencian y adoran las sagradas formas (2012: 14).

Para 1844 las descripciones del exiliado argentino en Chile, mediante el mismo medio escrito, recrudecen en su desprecio hacia la corrida:

Hablamos de las correrías de Cuasimodo, que el vulgo llama fiel y expresivamente correr al Santísimo; porque, en efecto, en aquellas saturnales se corre al Santísimo con una irreverencia tan brutal, que apenas pudiéramos contener nuestra indignación (…) Transportémonos a Renca, célebre más que ninguno por la algazara de este día. La víspera nada menos, empiezan a reunirse en los bodegones, canchas y chinganas de alrededor de la capilla, la cabalgata tumultosa que se apresta para la corrida inmediata. La orgía de la noche, el juego, la borrachera, son los preparativos (…) El vecino de Renca, el muchacho y el gañán se procuran a costa de cualquier sacrificio, un caballo para acompañar al cura el día de Cuasimodo.

Llegado el momento de la partida el párroco mismo cabalga un lucido palafrén; porque el párroco antes de investir este carácter era chileno jinete y no puede resistir a la tentación epidémica de echar de vez en cuando una rayada, que pruebe que no es un marica.

La cabalgata parte al estampido de algunas docenas de cohetes voladores, que amedrentan a los caballos, les hacen hacer mil corvetas, con indecible goce de los jinetes, que ebrios de placer aguijonean, irritan exasperan a sus caballos a fin de desplegar toda su maestría en el arte no enseñado de la equitación chilena. (Ibid: 15 – 16).

Como observamos, más allá de los juicios de valor y acentuaciones en lo orgiástico de la corrida que hace Sarmiento, como un acto indecoroso ante lo divino, en aquella época se trataba de una fiesta muy importante en Renca, seguramente una de las que más convocatoria popular presentaba. Se daban cita hasta 500 jinetes en una fiesta de larga duración, muy estrechamente ligada a lo rural, a los dominios ecuestres del campo, a diferencia de las manifestaciones cuasimodistas que en esos mismo años se daban en la zona céntrica de Santiago donde con gran decoro, principalmente a pie, se recorrían las calles entregando la Comunión (Ibid: 16 – 18).

Es así como este Cuasimodo de gran carga histórica/popular para la Región Metropolitana recorrió el siglo XIX y se adentró con sus características incólumes en el siglo XX. No fue hasta mediados de esa centena que la corrida comenzó a tener cambios de fondo en su estructura, mientras Renca comenzaba un proceso de urbanización y Cuasimodo se normaba para lograr un orden que lo validara como fiesta religiosa respetable por la Iglesia.

En 1957 se formaliza la organización de Cuasimodo en la comuna de Renca con la formación de un directorio integrado por Don Ramón Sarmiento (presidente, quien irónicamente comparte apellido con uno de sus principales detractores en el siglo XIX) y Elena Sarno (secretaria) quienes eran participantes activos de la parroquia. Ramón Sarmiento provenía de una familia muy conocida y con mucha influencia en Renca, hecho que coronó llegando a ser alcalde de la comuna. En esos Renca tenía aún muchas características de pueblo rural, existiendo extensos sectores agrícolas. En la entrada por Panamericana Norte, por domingo Santa María, cruzando por la línea férrea donde está la parroquia Tránsito de San José, había una gran chacra de nombre “Paraíso” que se extendía desde la rivera norte del río Mapocho hasta la calle Carrascal. Hacia el otro lado estaba lo que hoy se conoce como Renca Antiguo, donde estaba la plaza de armas, el edificio municipal y la parroquia “El Señor de Renca”, que en esos tiempos se llamaba “Jesús Crucificado”, ubicada en la calle Manuel Rodríguez. Todos estos sectores eran parte fundamental del recorrido de Cuasimodo.

Anteriormente la parroquia de Renca se ubicaba en la calle Independencia, en territorio que actualmente corresponde a la comuna homónima. Luego se trasladó al lo que hoy es el centro de Renca. Esa segunda construcción se quemó y se construyó en reemplazo la parroquia “El Señor de Renca”, en la actual calle Diego Portales (antes se llamaba Viña del Mar). Ese tercer edificio también se perdió, derrumbado por el terremoto de 1968. Para esa época estaba construida una cuarta construcción, de tres naves, pero también quedó resentida con el terremoto y finalmente la demolieron. Luego de la demolición se construyó una iglesia de emergencia, con forma de letra Y. Hoy en día la actual parroquia es una extensión de esa construcción, siendo la institución parroquial que acoge a Cuasimodo.

Remontándonos nuevamente a mediados del siglo XX, según la memoria de sus participantes, Cuasimodo comenzaba con una misa a las 7:30 de la mañana en la antigua parroquia “Jesús Crucificado”. El recorrido iniciaba por el poniente: ahí se daban las primeras Comuniones en sectores aledaños a la parroquia y se seguía por calle Arturo Prat en dirección a la capilla “Nuestra Señora del Carmen del Perejil”, que pertenecía a “Jesús Crucificado”. Esta capilla tenía la particularidad de ser la única que existía en ese entonces para una enorme zona agrícola, es por ello que se reunía mucha gente de poblados rurales que comprendían Pudahuel, El Noviciado, Aguas Claras, terminando en los límites de Curacaví que era hasta donde se extendía la jurisprudencia de Renca en ese entonces. La gente de esos poblados recibía los Sacramentos en la capilla teniendo que pedir hora con antelación, e, incluso, en algunas ocasiones debía ser el propio párroco el que saliera en misiones a entregar los Sacramentos debido a alta demanda que había.

El recorrido continuaba por camino Lo Boza orillando el cerro de Renca. Se dirigían por la avenida El Cerro hasta llegar al cementerio de Quilicura, que se ubica en las faldas del cerro Colorado. En el cementerio el sacerdote entregaba una bendición a los cuasimodistas fallecidos y enterrados allí, siendo también una instancia para hacer un descanso y esperar a los carretones, ya que estos no iban a la misma velocidad que los caballos y las bicicletas. Los carros de tire animal demoraban sobre todo en las subidas de cerro y debían ser asistidos por otros cuasimodistas y sus caballos. En algunas ocasiones enfrentaban además a la lluvia, que hacía más difícil el recorrido pero que nunca fue un impedimento para correr. Según los registros de Renca sólo se ha suspendido en tres ocasiones un Cuasimodo por motivos externos de prohibición de aglomeraciones sociales por parte de las autoridades.

El recorrido de este Cuasimodo histórico continuaba hacia la plaza de Quilicura donde esperaban con ansias las autoridades locales: el alcalde, la comitiva municipal, la Cruz Roja y, por supuesto, el sacerdote de Quilicura. En esos años los párrocos hacían posta, ya que debido a la extensión del territorio que abarcaba la corrida era necesario que se fueran turnando en la entrega de la Comunión. Es así que cuando partía el Cuasimodo desde Renca iban con su propio sacerdote y al llegar a la plaza de Quilicura los esperaba el párroco local para continuar con el recorrido. Esto también tenía una significación especial para los enfermos que recibían la Hostia de la mano de su propio sacerdote. Sin más, la llegada de Cuasimodo a Quilicura era un gran acontecimiento: se abanderaba la calle principal y se ornamentaban casi todas las casas, incluyéndose una gran cantidad de altares. Además, mucha gente de Quilicura viajaba de madrugada a Renca para unirse a la comitiva y hacer la entrada a su pueblo junto a Cuasimodo.

Una vez instalados en la plaza desmontaban y mandaban a los caballos con mocitos a las caballerizas para comenzar un desfile a pie. De esa manera llevaban al Santísimo en una procesión de dos cuadras, acompañados por los sacerdotes de Renca y Quilicura. Al llegar con el Santísimo a la parroquia se efectuaba una misa. En esos tiempos Quilicura no pertenecía a la comuna de Renca, pero si dependía en muchas cosas. De esta manera, la capilla de Quilicura estaba dentro de la jurisdicción de la parroquia de Renca. En esos años esta parroquia abarcaba un gran territorio comenzando en la rivera sur del estero Marga- Marga (V Región) hasta la rivera norte del río Mapocho, extendiéndose de cordillera a mar.

Al término de la misa se daba un tiempo para descansar, aproximadamente de media hora. Ahí los sacerdotes tomaban desayuno, al coche principal se le cambiaban los caballos y los huasos descansaban en las quintas de recreo, tras lo cual muchos no podían continuar la corrida por sumirse en severos estados de ebriedad. Terminado el descanso se continuaba entregando Comuniones en el sector; salían hacia Panamericana Norte por la calle principal de Quilicura Manuel Antonio Mata y se tomaba finalmente la carretera interurbana que en ese tiempo se denominaba Camino del Alba para devolverse a Domingo Santa María y entrar en la parte central de Renca. Una vez de regreso se pasaba a la parroquia “Transito de San José” para hacer otra exposición del Santísimo y se comenzaba con la entrega de Comuniones a los enfermos que esperaban ahí su Cuasimodo.

A principio de los años noventa el recorrido cambió drásticamente en su extensión debido a la creciente población de Quilicura, lo cual impulsó la necesidad de hacer un propio Cuasimodo en esa localidad, para que la gente local pudiera tener más participación y abarcar a las nuevas poblaciones. El segundo factor fue el problema que se generaba con el tránsito, ya que con el crecimiento demográfico se hicieron extensiones y pavimentaciones en los caminos comenzándose intensos trabajos en las vías, destacando los realizados en Américo Vespucio y Manuel Antonio Matta. Cada vez era más difícil para los renquinos transitar por esas avenidas con el fin de llegar a Quilicura. Por último, repercutió la visita del Nuncio Apostólico Monseñor Giulio Einaud, quien participó de Cuasimodo y al ver las largas extensiones del recorrido, sobre todo por el campo que debían atravesar para llegar a la localidad de Quilicura, demostró su molestia y afirmó que era innecesario un recorrido tan largo. Ese año sólo se pudo llegar al cementerio de Quilicura y debieron devolverse abruptamente. Por suerte Quilicura ya contaba con un pequeño Cuasimodo incipiente que pudo reemplazar a Renca, no obstante hubo un gran desconcierto y molestia por parte de algunos participantes, ya que tenían temor de que Cuasimodo llegase a su fin en la localidad. Con los años hubo un efecto inverso y se fue uniendo más gente de la comuna de Quilicura ya que sintieron a Cuasimodo como patrimonio propio, solidificándose una nueva y gran festividad para la Región Metropolitana.

A través de los años Cuasimodo de Renca ha tenido un notorio auge en la participación de la comunidad. Se han integrado las nuevas generaciones, siendo uno de sus sellos característicos la participación activa y transversal de la familia. En la corrida participan muchas camionetas particulares, además de las bicicletas y por supuesto numerosos jinetes. A diferencia de antaño mucha gente arrienda caballos para la ocasión o incluso compran estos animales unos meses antes y se preocupan de engordarlos y cuidarlos para la corrida, y una vez terminada la festividad los ponen a la venta. En el año 1957 la gente ya corría con bicicletas, pero la mayoría se desplazaba en caballos casi todos de propiedad de los propios cuasimodistas, ya que era mucha gente de campo la que participaba. Otro medio de transporte que se usaba con frecuencia eran los carretones, ya que los ferianos eran participantes activos de Cuasimodo y se movilizaban con sus carros de tire animal para la festividad. Por último, había unos pocos camiones que trasladaban a las personas que habían asistido a la misa y querían participar, cobrándoseles por el servicio. Estos camiones se prohibieron con el tiempo debido a accidentes en el trayecto. Según registros, antiguamente participaban también camiones que montaban escenas del Vía Crucis en sus acoplados, lo cual se suspendió desde el directorio porque Cuasimodo celebra la Resurrección de Cristo y no el dolor de la Crucifixión.


Antecedentes de la especialidad o práctica:

Desde sus inicios la vestimenta del Cuasimodo de Renca fue la propia del huaso. En la actualidad esto se ha matizado con el uso de esclavinas y pañoletas de satín con los colores del Vaticano (blanco y amarillo) encima de la manta y amarradas en la cabeza, respectivamente. Este cambio se remonta a la aparición de la Asociación de Cuasimodistas de Chile en el año 1975. Antes de eso se llevaban pañuelos de seda multicolores, esclavinas blancas y algunas de ellas blancas con celeste. En Renca había una gruta de Lourdes que habían instalado con una piedra traída de Lourdes-Francia, siendo los colores de la Virgen (celeste y blanco) los que abundaban en las esclavinas. Además, sólo usaban esclavinas los escoltas directos del Santísimo, a diferencia de hoy que las usan la mayoría de los cuasimodistas.

El Cuasimodo de Renca tiene una gran participación de la comunidad y es apoyado por el municipio, que se encarga de dar apoyo logístico y otorgar la infraestructura necesaria para la festividad. Desde la difusión semanas antes hasta la ornamentación y el aseo posterior de las calles. También facilita una ambulancia por cualquier emergencia que surgiera. La corrida es bastante extensa en tiempo: el año 2013 la duración fue de 12 horas.

Se trata de una instancia bastante multitudinaria, llenando las columnas de corredores unas ocho cuadras a lo largo. Esto produce a ratos una fuerte congestión vehicular, sobre todo con la locomoción colectiva. Cada vez llega más gente de afuera a observar la celebración de Cuasimodo en la localidad, debido a la excelente fama que tiene como fiesta atractiva y de gran carga histórica en la región. Por esto, muchas veces se puede confundir el cariz de la instancia con uno más ligado a un carnaval, perdiéndose el acento en lo religioso, hecho que los cuasimodistas se esmeran en evitar. Para ello la organización local se ha encargado de que toda la comunidad renquina sea consciente de las características tradicionales de la festividad por varios medios. Un ejemplo es que a los alumnos de los colegios y liceos municipales se les entrega una agenda con una página completa sobre Cuasimodo; o que en el himno de la comuna se menciona a Cuasimodo como un patrimonio histórico/religioso que debe respetarse.

Al término de la procesión se reúnen todos los cuasimodistas y otros actores participantes en una ceremonia solemne de finalización en el Santuario de Laura Vicuña, que es el lugar físico más grande relacionado a la parroquia de Renca. Esta reunión no conlleva actividades folclóricas ni ecuestres. Se da la última exposición y bendición al Santísimo para luego dar por terminado Cuasimodo. Así llega a su fin una larga e intensa jornada. En el año 2013 la corrida duró aproximadamente 12 horas desde su salida de la parroquia hasta la llegada al Santuario.

  • Identificador SIGPA: CC830
  • Fecha de registro: 04-11-2013
  • Tipo: Cultor colectivo
  • Composición: Mixto
  • Comuna: Renca
  • Region: Metropolitana de Santiago
Ubicacion