Rezadora campesina chilota, exponente de una centenaria tradición insular que deriva de las primeras misiones evangelizadoras que tuvieron lugar desde comienzos del siglo XVII. Los rezadores son hombres y mujeres que rezan el santo rosario chilote. Lo hacen antes o después de las misas, en novenarios y velorios. También en cementerios para los aniversarios de muerte o bien en los Días de Ánimas (2 de noviembre). Los rezadores son parte de una devoción profunda y muy arraigada que abarca la mayoría de las localidades rurales e islas de la provincia de Chiloé, manteniendo así algo característico del Chiloé de antaño: su enorme apego a la espiritualidad, lo divino y su gran respeto por los muertos, todo lo cual es expresado en los rituales que organiza la comunidad con su fiscal, además de la liturgia de la iglesia católica.

Chiloé es un territorio insular donde la deforestación progresiva ha dado lugar a praderas donde ha desarrollado una ganadería ovina, principalmente centrada en la producción de lana para prendas de uso local. Doña Carmen también se destaca por cultivar otra de las expresiones manuales características de Chiloé: el textil en kelgo o telar botado, un antiguo telar de grandes dimensiones generalmente instalado en los altillos de las casas. Hoy es posible encontrar varios kelgos conservados en museos, lo que indica que esta práctica está en franca retirada, de modo que son muy pocas las mujeres que aún tejen telas en hilados de lana. La señora Carmen Aguilar es una de estas últimas chilotas que desarrolla tal actividad, como tejedora de frazadas, cubrecamas, ponchos, sabanillas y frazadas. Según se sabe, en la comuna de Queilén ya no quedarían más tejedoras que doña Carmen y de seguro esta situación se presenta en el resto de la provincia de Chiloé. Doña Carmen aprendió a tejer de su madre y ésta, a su vez, de unas vecinas, puesto que el tejido en telares kelgos es una costumbre ancestral que proviene del pueblo veliche.