La cultora practica la cestería en su tiempo libre, casi siempre acompañando a su madre, como un pasatiempo que la lleva a conectase con ella. Juntas tejen y comparten historias, principalmente conocimientos que su bisabuela siempre quiso enseñarle a Daniela.
Denisse Cárcamo comenzó su aprendizaje el año 2016, a los 12 años. Maneja los tres puntos básicos: keichi, vuelta y vuelta y tawela.
Considera que la cestería es un mecanismo de conexión con sus ancestras y ancestros, elemento que es común en toda la comunidad.
Es identificada por su comunidad como cultora portadora, es decir posee los conocimientos y técnicas, sin embargo lo practica circunstancialmente y no necesariamente con una finalidad específica.