Bernardo nació en el marco de una familia de tradición ganadera. Desde muy pequeño aprendió labores asociados a este oficio de parte de su padre y abuelo. Cumplió labores de pastoreo y cuidado de llamas que realizaban en diversas zonas de la puna como Corral Quemado, Lapao grande, las quebradas Cadrape, vegas de ojos de Ecar, laguna verde, la azufrera de Alitar, de Quipiator y peña blanquita, entre otros.  Llegaron a tener 600 llamos en su familia. Pero luego, producto de la migración y la actividad minera en la zona, su población cayó a cerca de 48. En la actualidad, y tras varios años de empeño y tesón, Bernardo se encuentra reactivando la ganadería camélida. En la actualidad su rebaño ya ha crecido a las 180 cabezas. Conoce todas las artes de las faenas y manejo ganadero, asociadas a los empadres o cruzas, refrescamientos, separaciones y artes de pastoreo. También sabe sacrificar a los animales, faenarlos y elaborar charqui. En su estancia también esquilan con tijera. En cuanto a las ceremonias, practica el waki o pago a la tierra.