Baile Chino de Nuestra Señora del Carmen de Monte Patria
Monte Patria, Coquimbo

A continuación se cita un extracto de lo escrito en el libro “Será hasta la vuelta de año” (Rafael Contreras Mühlenbrock y Daniel González Hernández, pag 437-464, 2014).

En un entorno campesino y con una herencia religiosa anclada en la Colonia, hacia mediados del siglo XX es que surge en Monte Patria el baile chino que todos los meses de julio ha venido por años celebrando la fiesta de la Virgen del Carmen. Al igual que los bailes chinos de otros lugares, muchos de los integrantes de este baile fueron cuando niños prometidos en manda por sus padres, tanto a la Chinita andacollina como a la Virgen del Carmen de Monte Patria, ya sea por algún problema de salud o de otra índole, reeditando con ello una enraizada tradición practicada desde tiempos inmemoriales por las familias de la región. En tal sentido, la tradición china de Monte Patria y sus quebradas confluentes es una usanza que arranca del tronco de la tradición andacollina. Un chino recuerda sobre los años de juventud:

“Resulta que como todos, le decía yo, las familias eran católicas. Entonces nosotros teníamos que hacer [algo] [colaborar], de aquí tienen que salir [la gente que integre el baile chino]. Y las familias antes eran numerosas, sus diez personas por familia y de aquí tienen que salir tres o cuatro chinos pa’ ayudar. Las viejitas antes les traían la leche, el queso, cabro [contribución para alimentar a los integrantes del baile durante las festividades]. «Yo voy a mandar un cabro», decía mi abuela. O «Yo voy a mandar la leche pa’ que le dé el té, el café, café con leche». Incluso hasta el café lo tenía que hacer de esta cuestión de cebada, de poroto. Así se hacía, y a nosotros nos encantaba, nos juntábamos de distintas partes. Yo cuando empecé a bailar tenía siete años. Mire, yo empecé a bailar porque resulta que como antes era la única fiesta que teníamos libertad, permiso pa’ salir a andar, como la gente de mi descendencia todos eran católicos, entonces: «Ya, ¿quieres salir al baile? Anda»... Y todos nos fuimos al baile. Mi papá no fue chino, pero los hermanos de él fueron chinos y los abuelos pa’atrás... Bajamos de allá, bajábamos aquí a Piedras Bonitas y ahí nos veníamos a juntar con El Peralito y nos veníamos aquí a Monte Patria.” Como ya ha sucedido con otros bailes chinos, resulta difícil escudriñar la historia de esta hermandad y aún más hacerse una idea concluyente acerca de su origen. Más aún si consideramos que en la última década hubo divisiones al interior del baile, formándose facciones que han puesto el énfasis en aspectos y versiones diversas que, ciertamente, explican de modos disímiles el devenir de la hermandad en las últimas tres décadas. No obstante, los relatos tienden a coincidir principalmente en algunos puntos relacionados con quienes fueron los iniciadores de este baile y sus principales chinos.

Comenzaremos siguiendo este derrotero. Históricamente la hermandad se llamó Baile Chino Madre del Carmelo, cambiando más tarde al nombre que lleva hoy:
Baile Chino de Nuestra Señora del Carmen. Su origen está vinculado a diversas familias de la zona provenientes del poblado de Monte Patria y otros sectores rurales de la actual comuna, como La Paloma, la Quebrada de El Peralito, sector de Piedras Bonitas (donde se celebraba la Cruz de Mayo), El Palqui, entre otras localidades, tal cual recuerda don Mario:

“Sí, en ese mismo baile éramos los mismos, claro, si de todas las épocas y pa’ las fiestas, por ejemplo nos metimos de Piedras Bonitas, de aquí de El Peralito y nos integrábamos al mismo baile, al igual como cuando yo iba al baile Barrera en Andacollo, y me integraba al baile no más y me decían: «Usted baile en este sector y esto». Y listo, poh... Casi todos éramos de por allá, de Piedras Bonitas, del Sauce Verde, que por allá vivían, de Piedras Bonitas mucho más al interior, por allá nos reuníamos todos, y veníamos aquí a El Peralito. Antes existía únicamente el baile chino, no había ni un otro baile, ni danza nada, había siempre un baile de [turbantes], pero resulta que fue muy repoco. Y todos estos que han formado baile, estos otros bailes de indios que llamamos nosotros, los viejos eran chinos antes, tal como el del finaíto [finado] Cliford, aquí él era chino, fue abanderado, fue tamborero, de nosotros.”

Pese al tiempo que ha pasado, los chinos antiguos recuerdan los orígenes del baile y a sus jefes más prominentes, de los cuales tienen recuerdos bastante nítidos. Don Carlos Ramos, antiguo abanderado y jefe, recuerda:

“Aquí el baile se organizó, [por] un caballero que se llama don Rosario Bugueño. Tenía un buen patio grande y su- cede que era muy religioso. Entonces, como él veía que la gente en ese tiempo era muy religiosa, iba a la iglesia. Él vio a los estes [las personas] y un tío mío también [José Jiménez], citó a todos esos, si acaso les gustaba bailar... Del baile chino que a él le gustaba. Y ahí don Rosario Bugueño formó el baile chino. Tenía negocio y como harta gente iba ahí a comprar, los conocía a todos, era muy amistoso... Sucede que él hizo una reunión para citar a los grandes, esos que le había dicho, los que le estoy mentando: don Rosendo Muñoz, don José Jiménez y otros más que no me acuerdo casi el nombre. Se juntaron como diez... de El Peralito... Raúl Cortés es de El Palqui y los otros son de aquí, de Paloma. Pero no me recuerdo los nombres... de aquí de Santa Rosa que se llama una hacienda y los otros de acá, de Paloma. Como le digo [...] se juntaron como veinte, y estuvieron en ensayo acá, enseñando don Rosa- rio Bugueño. Él sabía algo, poh... No era de Monte Patria. Yo estaba cabro en la escuela cuando él llegó y se casó con una prima de mi papá, con una prima hermana de mi papá, Armando Ramos Araya... Entonces, como le digo, se juntaban y tal día los citó. Yo me apegué a las reuniones y vi cómo bailaban, yo [era] cabro, todavía en la escuela, le ponía también y bailaba con ellos y así esos días, él mismo mandó a hacer las flautas, unas flautas que tocan así... ¿Las conoce usted? Entonces me dijo: «¿Querís entrar tú al baile?» «¡Claro, poh!» Entré y bailé con ellos, lo hice bien, poh. Me dijo: «Mira chico, bailái bonito, te voy a regalar una culera». Y la flauta también me regaló y ya comencé a bailar y seguimos. Y después siguieron inscribiendo gente grande nomás, yo era cabro nomás, poh... Yo empecé como de diecisiete años a bailar, como quince años o diecisiete, por ahí... Y acá, me invitó don Rosendo Muñoz. Don Rosendo Muñoz era cacique. Sí, me convidó y se juntaban en esta casa los bailes. Mi señora se preocupaba de cocinar con otra señora de aquí de El Peralito. Cocinábamos y recibíamos el baile con desayuno, almuerzo y le dábamos [comida] a la noche, después que salíamos de la procesión [el día de la fiesta]... Venían de la familia de Mario Muñoz, familia Castillo de aquí de este [lugar]... la familia Jiménez. Después de la familia Jiménez... don Rosario Bugueño y este otro caballerito, cómo se llamaba... don Rosendo Muñoz, de los Muñoz. Después de don Rosendo Muñoz, los del padrino José Jiménez, familia Jiménez, después de los Jiménez viene la familia de ellos, los Ramos, Ramos Castillo... Habían de todos, poh. Habían Campos, porque estaba los de Óscar Gallardo, también estaba el Hugo. Hay unos niños que bailaban en el baile, están en la Argentina y de allá venían a bailar. El Conradito, Conrado... ¿Cuánto era el apellido?... Biford... Hugo Campos, el Chato Penoso, poh... El fina’o José Díaz Alfaro, que es fina’íto, que en paz descanse también. Roberto Gómez y Conrado Biford, don Demecio Gallardo, este niño de allá de Punitaqui. Humberto y Osvaldo Arancibia, el Alirio Tiuque, el Roberto. Está don Gabriel, el Yalo, don Recaredo Cheguán, también Chadugueño. Había uno muy religioso, cómo se llama... Al hijo le dicen el Pinche Arrala.”

El sector de la Quebrada de El Peralito y de Piedras Bonitas tuvo antaño connotadas familias de chinos. Eran las familias que daban forma al baile chino de Monte Patria. Entre las más antiguas de las que participaron en este baile se cuentan las familias Muñoz, Segura, Arancibia, Gallardo y también la familia Lara. El relato del fallecido abanderado, don Benicio Casanga, permite comprender las relaciones familiares y de parentesco en la vida de un chino y de qué modo la devoción está ligada a la experiencia familiar:

“No he dejado nunca el baile. Este baile chino es el baile más viejo que hay aquí, poh. Los viejos pertenecían [al baile]. Yo tenía los tíos míos... Tenía dos tíos, uno se llamaba Freddy Sánchez... Después se murió mi tío, quedó mi tío Mercedes, el papá de los Lara. Ese no pertenecía a los bailes, no. El tío Vicente y el tío Sixto Emilio, se llamaba el otro, Sixto. Emilio Gallardo Arancibia. El otro se llamaba José Vicente Gallardo Arancibia. Eran tíos carnales ellos, eran hijos de mi abuelita, hermanos con mi papá, así que ahí jueron... Y mi papá, yo tenía hermano mayor y tampoco bailaba, pero ya había bailes chinos.”

Un sentido similar se percibe en el testimonio de don Mario Muñoz. En sus remembranzas, don Mario se remonta hasta sus tatarabuelos para reconstruir la trayectoria de su linaje en la devoción del baile chino:

“La antigüedad del baile, este baile, yo le dijera, tiene más de doscientos años. ¿Por qué yo le digo que tiene más de doscientos años? Porque los tatarabuelos míos fueron del baile. Los Muñoces [Muñoz] y los Segura, yo tenía el tío mío que era chino. Mi abuelo se llamaba Eugenio. Él era Marín y nosotros como en esos años todavía no se había casado con mi abuelita, después se casaron, entonces por eso que quedamos Segura [...] Mire, las familias más fundadoras del baile más antiguo que hay eran los Marines [Marín] y los Segura. Porque yo tenía un tío, David Segura, que él después de aquí se fue a Paloma y llamaba a la Virgen. Después el hijo de él también se llamaba David, también estuvo por años en el baile. Heriberto Segura, Manuel Segura, Guillermo Segura, Alirio Segura que era el que bailó conmigo después. Así que por eso le digo. Y de ahí venían los Muñoces.”

Pero en realidad la tradición de los bailes chinos en Piedras Bonitas y El Peralito venía de mucho antes de la fundación del baile en Monte Patria. Al parecer esto se vinculó al culto andacollino que compartieron las familias de estos sectores, puesto que algunas de ellas tuvieron en el pasado, una participación activa en el Baile Barrera de Andacollo. De hecho esto se puede apreciar en la vestimenta rosada que predominaba en la formación del baile en 1974. No obstante ello, también les cupo un destacado lugar en celebraciones locales ofrecidas a la Virgen del Carmen, la Virgen del Rosa- rio y la Cruz de Mayo. Por ejemplo, los ya mencionados don David Segura y su hijo don David Segundo Segura, aparecen como flauteros del Baile Chino del Niño Dios de Sotaquí en el año 1926, fecha en la cual ambos se desempeñaban como jornaleros, con 48 y 14 años espectivamente. Asimismo, aparecen participando en dicho baile chino algunos integrantes de Monte Patria apellidados Marín, Segura, Castillo y Gómez.

Pero el dato testimonial más duro sobre la formación del baile chino de Monte Patria, coincide en señalar como fundador e iniciador de la tradición a don Rosario Bugueño. Aunque no hay consenso sobre la fecha exacta de fundación de este baile, es posible que esto haya sucedido en los comienzos del siglo XX:

“El baile de nosotros se llama Madre del Carmelo. Es fundado el 13 de junio de 1908 y ahí nosotros nos pre- sentamos como chinos, nos presentamos a la Madre por promesas, por devoción. Yo, cuando a mí me presentaron, me presentaron para toda la vida de servirle a Ella. Por eso que todavía sigo sirviéndole, porque ahora poco dejé de ser chino... Y para hacer las fiestas, eran muy lindas las fiestas también, claro que no habían muchos bailes, el puro baile de Monte Patria, de pura flauta. Pero era muy grande, llegamos a tener como cincuenta bailarines, buen número. Nos recibía aquí un caballero que era el cacique, don Rosario Bugueño... Él fue el primer fundador, que vivía como en el centro de Monte Patria, en calle Balmaceda. Él nos recibía en la casa de él. Él era cacique. Antes eran caciques, ahora son caporales. Los únicos que son caciques ahora son los que están en La Serena, en Andacollo, esos son caciques, todos los otros valles tienen un caporal del baile...”

Por su parte, don Carlos Ramos recuerda así a don Rosario Bugueño:

“Siempre nos ayudaba a nosotros y le hacíamos los ensa- yos allá, y bailábamos. Yo era niño cuando él era hombre maduro, poh, oiga. Y así se formó el baile [...] En cuanto don Rosario Bugueño formó el baile yo ya bailaba con ellos, me metía con los grandes yo ahí, poh [...] Me quiso mucho a mí, como le dije yo, como yo era bueno pa’ bailar me regaló la culera, me regaló la flauta. Entonces después ya él nos ayudaba así, e íbamos nosotros allá a ensayar al corralón que tenía en la casa de él.

Después que murió él [don Rosario Bugueño], lo tomó [el baile] don Rosendo [Muñoz Salas]. A él [le tocó dirigir el baile] después de don Rosario Bugueño [...] Cuando ya don Rosendo Muñoz murió, ya cuando falleció él, se desparramó la gente, como que se retiró [...] El padrino José [Jiménez] él quedó con gente así como abanderado nomás. Entonces se desformó [desarticuló] un poco [el baile] , un tiempo, cuando murió él [don Rosario Bugueño]. Se desformó un poquito el baile. La gente como que se retiró, porque eran gente madura y habían otros. Puros adultos nomás... Entonces vinieron todos los hombres. [Porque antes de morir don Rosendo Muñoz] les dijo él [a los hombres del baile]: «Miren, yo me siento mal y no quiero seguir más allá, porque me siento mal. Y este niño», dijo, «de chiquito está bailando y es muy respetuoso, como su señora también», dijo. «¿Están de acuerdo de dejarle el poder mío como cacique a él?» «¡De acuerdo, poh!» Todos querían por mí. Ya, entonces yo seguí con el baile. Llegó mi cuñado del norte [Humberto Arancibia] y yo con él asumimos y levantamos el baile. Hacíamos rifas a este y acá, pa’ comprarles trajes, poh. Y con eso armé el baile de nuevo.”

Uno de los cambios más significativos que hayan podido tener los bailes chinos en la actualidad se ha dado en el Baile Chino Madre del Carmelo, y desde hace ya unas dos décadas o más. Debido a la inquietud de las mujeres familiares de los chinos por participar activamente del ceremonial, este baile chino se ha vuelto mixto, lo cual es visto positivamente por los chinos, tal como lo señala don Humberto:
“Antes eran puros hombres y después yo creo que hace como quince años que iniciamos un baile mixto, porque a las niñas les gustó mucho el baile y no hallaban cómo integrarse al baile. Pero para nosotros pensábamos que iba a ser tan difícil para ellas, porque ellas tocan la flauta también. Y Dios gracias y la Virgen, hicieron que tocaran mejor que nosotros la flauta. La corrida [columna] de las mujeres cuando respondía, tocaban mejor que nosotros. Igual que para los tambores, saltan más que uno, pero estaba bonito el baile en ese tiempo.”

Don Carlos Ramos, cuñado de don Humberto, complementa la información agregando que:

“Como el [año] ochenta comenzó ya a bailar mixto el baile ya, poh, como el ochenta. Entonces la señora mía, conmigo estábamos mirando tele y vimos un baile religioso en la tele, bailando mujeres. [Ella] dijo: «A ver, voy a decirle a mi padrino, como hay tantas niñas en El Peralito, si formamos con él». Y fue así como él conquistó. La primera vez vinieron como cinco niñas y bailamos. El paso, yo por lo menos, en el servicio militar di la gimnasia, todo eso, aprendí pasos. Y nos formamos con mi cuña’o y entonces ya comenzamos a llamar mujeres y formamos el baile.”

A modo de síntesis, nos parece conveniente señalar que en las primeras décadas del siglo XX, este baile chino montepatrino congregó a diversas familias que vivían en las áreas de secano aledañas a la ciudad, tales como Majada Grande, Piedras Bonitas y la quebrada de El Peralito. Los diversos relatos que hemos transcrito en estas páginas dejan entrever que estos lugares estaban, desde muy antiguo, plenamente integrados al devenir del pueblo. La expresividad ritual que tienen en común ha sido, tal vez, el hecho más evidente de esta permanente relación. Pero esta comunión de credo y práctica tiene raíces que trasuntan lo local, pues en el pasado parte importante de estos chinos —tanto de los alrededores como del pueblo mismo— eran devotos de la virgen de Andacollo y, como tales, le rendían culto en el día de su fiesta. Así se puede apreciar en su vestimenta y estandarte, en la fotografía al inicio de este capítulo y que también ilustra la portada del libro. Los más connotados miembros de este baile cumplían devoción integrando otros bailes de santuarios o fiestas mayores, como cuando asistían y participaban en la fiesta y baile de Sotaquí; son los casos de las familias Marín, Segura y Castillo o, incluso, en el mismo Baile Barrera, de Andacollo, como es el caso de la familia de don Mario Muñoz, de quien recogimos este testimonio:

“En Andacollo bailábamos atrás de la gente que ya no existe, porque yo en los tiempos estaba joven y ellos ya estaban en edad. La gente que íbamos, que nos juntábamos de aquí [de El Peralito y Piedras Bonitas], éramos cinco bailarines que íbamos a integrarnos al Baile Barrera. Porque los mejores chinos, como se dice, tenían que presentarse allá. Por ahí por el año cincuenta, cincuenta y cinco, hasta el sesenta y tres, fui integrado al Baile Barrera. Después ya ahí me fui pa’l norte... Claro, porque desde aquí, de este mismo baile éramos destinados que teníamos que ir a cooperar allá... Nos integrábamos, digamos, porque de allá nos comunicaban: «¿Cuántos van a venir pa’ integrar el baile?» [Esto lo preguntaban] pa’l recibimiento que ellos hacían. Entonces juntaban sus sesenta, setenta bailarines, ahí estaba don Rogelio Ramos, claro, sí. Don Félix Araya.”

  • Identificador SIGPA: CC2413
  • Fecha de registro: 11-08-2015
  • Tipo: Cultor colectivo
  • Composición: Masculino
  • Comuna: Monte Patria
  • Region: Coquimbo
Ubicacion
Fotografías