La Comunidad Yagán de Bahía Mejillones es una agrupación que lleva operativa más de 20 años, cuyo motor principal ha sido mantener el contacto perpetuo con un espacio físico en común el cual es Bahía Mejillones, ubicado a 25 kilómetros de Puerto Williams. Este lugar durante la historia común de la etnia, siempre fue un centro de operaciones en donde se varaban las canoas para alimentarse, refugiarse y hacer vida social, cabe señalar que hasta hace poco tiempo siguió siendo el punto donde habitaban la mayoría de los descendientes de esta etnia, hasta que el gobierno decidió acercarlos a un punto más urbano, para acceder a servicios y comodidades propias de asentamientos con estas características.

Dentro de este grupo étnico, nace un grupo de artesanos que con el paso del tiempo han sabido posicionarse potentemente con sus productos, siendo ya reconocidas sus técnicas, tanto a nivel local, regional, nacional e internacional, ya que por ser zona de interés científico y turístico, estos elementos diseminan por el mundo la esencia propia del pueblo, costumbres, leyendas y su fuerte apego a lo natural. Ésta agrupación se denomina Kipashituwako y está integrada totalmente por miembros de la etnia, quienes comparten entre sí sus conocimientos y luego los transmiten a los más jóvenes con la esperanza de perpetuar en ellos sus conocimientos.

La etnia Yagan por ser única en su tipo, por la latitud en la que se desarrolló, tiene características intrínsecas que conllevan a considerarlos parte importante del patrimonio inmaterial en Chile, por esta importantísima razón, la comunidad Yagán y todo su legado ha traspasado las fronteras locales, regionales e internacionales, haciéndose mundialmente conocidos, tanto por su historia y remoto desarrollo, como por sus dolorosos capítulos los cuales también es necesario saber reconocer y velar por que no vuelvan a ocurrir. Su presencia en la historia de este país es innegable y el reconocimiento cada vez es más evidente, sobre todo ahora que el número de integrantes cada vez se ve reducido y es naturalmente correcto rescatar cada vestigio de su esencia e historia.