Cuasimodo de La Legua
San Joaquín, Metropolitana de Santiago

Antecedentes biográficos:

Cuasimodo de La Legua comienza el año 2001 bajo el alero de la parroquia San Cayetano y con la conducción del Padre Mariano Puga. Participaron activamente en esta fundación varios laicos de la población ligados a la parroquia, dándose, al menos desde el segundo año, un trabajo constante durante el año en las dependencias parroquiales, lo cual incluye actividades formativas para los participantes.

Nace desde la necesidad de comulgar de cientos de ancianos y/o enfermos que residen en La Legua, proponiéndose la parroquia llegar a ellos el día posterior de Pascua de Resurrección, a manera de Cuasimodo. En su año inicial, se trató de una iniciativa algo improvisada según los protocolos cuasimodistas, vistiéndose los corredores con lo que encontraban a mano con tal de imitar la vestimenta tradicional (por ejemplo, amarrándose chalecos en la cabeza), lo cual se prestó para situaciones bastante jocosas. Pero ya afrontando el segundo año, el Padre Mariano solicita al Sr. Gustavo Aedo que asuma la cabeza de la naciente organización cuasimodista, con suficiente antelación a la corrida, en búsqueda de lograr mayor formalidad y orden para la festividad. El debutante presidente, que nunca había corrido Cuasimodo pero que conocía de cerca su desarrollo en otras comunas, se apoyó en otros dedicados parroquianos para levantar esta ardua tarea. Fundamental en esto fue la invitación que hicieron a cuasimodistas de larga tradición en La Florida, quienes acudieron a apoyarlos tanto con sus conocimientos como con su presencia a caballo y en carretones para la caravana leguina. Destaca en este apoyo el préstamo que hizo esta comuna (y hace hasta el día de hoy) del coche principal donde se traslada el cura y su comitiva más cercana. Lo anterior fue posible gracias al aplazamiento que la parroquia decidió hacer de la festividad en una semana, debido a la gran cantidad de actividades que arrojaba la Primera Comunión que por tradición debía realizar ese domingo y en búsqueda de una mayor participación externa.

Después de algunos años el Padre Puga fue reemplazado por el sacerdote Gerardo Ruiz quien prosigue hasta el presente y ha sido un importante apoyo para el fortalecimiento de Cuasimodo. En esta nueva etapa, se unió a la festividad un grupo folclórico del barrio (“Rey Pillán”) y el coro parroquial (entonando canciones religiosas), marcándose un proceso de crecimiento de la organización que ya recorría con su caravana todas las poblaciones de La Legua. También, con el pasar de los años, fueron recibiendo visitas de cuasimodistas de otras comunas (además de La Florida) como La Pintana, La Granja, Buin, Paine y Lo Barnechea; gente de experiencia en la celebración que vinieron a ser un gran aporte montados a caballo y en sus carretones.


Antecedentes de la especialidad o práctica:

Cuasimodo de La Legua se realiza el segundo domingo después de Pascua de Resurrección. Este aplazamiento en una semana se debe, fundamentalmente, a que la parroquia en general se encuentra muy ocupada el día principal de Cuasimodo organizando la Primera Comunión de los niños, evento que ha sido tradición en La Legua fijado en esa fecha mucho antes de la llegada de Cuasimodo. Por añadidura, esta disposición permite que un buen número de cuasimodistas de otras comunas pueda acudir en apoyo de la caravana, dándole un toque más tradicional con sus caballos y carretones (en La Legua no cuentan con ese tipo de transportes).

La comitiva inicia su recorrido reuniéndose en la capilla de Cristo Obrero a eso de las 8:30 am, lugar que cuenta en sus afueras con un buen espacio habilitado a diferencia de la parroquia principal de San Cayetano, terreno anterior de encuentro, donde los domingos se despliega una feria que tornaba algo desordenada la reunión inicial. Luego de una pequeña liturgia de “envío” comienza la corrida alrededor de las 9 am.

La columna recorre las calles de Aníbal Pinto, Sumar, Pedro y Pablo, Legua Vieja, Emergencia y Guacolda, acaparando las cinco capillas del área parroquial de San Cayetano, donde se dan las principales paradas. Comúnmente se visitan alrededor de 150 casas, en algunas de las cuales más de una persona comulga. La gente ha sido inscrita previamente por medio de la parroquia, realizando antes de Cuasimodo la confesión. Además, el sacerdote no tiene reparos en entregar la Comunión a vecinos ancianos y/o enfermos que sin aviso previo salen al encuentro de su carroza (o bien hacen la petición por medio de terceros) solicitando la Hostia, elevándose el número de Comuniones entregadas por sobre las 200. Sin duda, se trata de un número muy alto en comparación con otros Cuasimodos que superan ostensiblemente a La Legua en tamaño de la caravana y kilometraje del recorrido. Esto se explica por el contexto poblacional en que trabaja íntegramente Cuasimodo de La Legua, desplazándose por zonas con altísima densidad de habitantes y aglomeración de hogares (donde residen también muchos ancianos) y, además, por el elevado nivel de participación que ha demostrado la comunidad en general, con énfasis en aquella que desea comulgar y/o recibir bendiciones por parte del cura.

La columna de cuasimodistas se organiza de la siguiente forma:

En la punta se constituye el grupo de ciclistas, donde destaca uno que se desplaza en condición de guía con el apoyo de un motorista (los guías conocen en detalle el recorrido, llevando el rumbo de la caravana y adelantándose para preparar a los hogares ante la cercanía del sacerdote); luego va el coche del cura (vehículo que es facilitado por Cuasimodo de La Florida) escoltada por jinetes provenientes de otras comunas; más atrás un camión prestado por la municipalidad que traslada al grupo folclórico que participa y a la amplificación; los carretones de tracción animal; para finalizar con vehículos motorizados (automóviles y camionetas). La mayoría porta banderas de Chile y/o el Vaticano, además de imágenes según sus credos favoritos (Jesucristo, La Virgen, Santísima Trinidad, etc.). Se trata de una comitiva pequeña, pero muy empeñosa y bien preparada. Destaca la decoración de los carruajes/carretones con una gran cantidad de imágenes y símbolos que grafican sus devociones. Caballos y carretones pertenecen en su mayoría a experimentados cuasimodistas de La Pintana, La Granja, Buin, Paine, Lo Barnechea, La Reina y La Florida. Se trata de personas que ya han hecho una tradición asistir a la festividad leguina el domingo posterior a sus propios Cuasimodos, dándole un tinte tradicional/rural a un contexto en sí netamente urbano. Ellos asumen importantes roles, como lo fue en el último Cuasimodo, donde, ante la inasistencia de Carabineros, fueron jinetes los encargados de bloquear en ciertos cruces el tránsito con la posición de sus caballos para el paso de la caravana. Suelen asistir también algunas autoridades eclesiásticas, como el vicario de la zona sur y en alguna ocasión el Padre Pablo Walker, director del Hogar de Cristo. La vestimenta más común es a la usanza del huaso y la china chilenos (manta y vestido) y encima de este atavío la clásica esclavina. En la cabeza se ocupa una pañoleta blanca.

Las casas donde hay residentes que recibirán la Comunión son adornadas con globos, guirnaldas y flores mayoritariamente blancos y amarillos (colores del Vaticano), constituyendo algunas también altares con imágenes religiosas en la vereda del frontis y la mayoría estos mismo altares en su interior. La ornamentación exterior sirve como aviso a la caravana, la cual vociferando gritos religiosos (“rezos”) y tocando con afán las campanillas va haciéndose notar.

Muy importante es el aporte de un grupo folclórico que nació desde el empeño de una joven de la parroquia (Fabiola), organización que se incorporó hace algunos años a Cuasimodo. “Rey Pillán”, en sus inicios una pequeña banda, se desarrolló con tal efervescencia que hoy cuenta con alrededor de 260 integrantes entre músicos y bailarines. Su composición acapara distintos grupos etáreos desde la participación de la familia: niños, jóvenes y sus respectivos padres. El conjunto tiene un importante rol cada vez que la caravana se detiene en las proximidades de las capillas para dar la Comunión en las casas del sector, descendiendo del camión que los transporta para interpretar su música y bailar en la calle ante la expectación de la comunidad, fundamentalmente al compás de la cueca y otros ritmos folclóricos chilenos como los nortinos (el grupo domina prácticamente todos los bailes tradicionales de Chile). Esta marcada faceta folclórica ha sido incorporada de manera gradual, estando concientes los dirigentes de la organización sobre la necesidad de guardar un equilibrio entre lo religioso y lo popular (lo folclórico, en este caso), sin acentuar en demasía alguno de los dos polos con el fin de lograr una fiesta atractiva y amena para la gente, pero a su vez dentro de ciertos protocolos católicos.

Durante el recorrido, destaca también el paso del grupo por la feria que se realiza todos los domingos en la plaza de La Legua (frente a la parroquia San Cayetano), momento en el cual una gran can cantidad de gente entre feriantes y clientes tiene la oportunidad de observar a la comitiva, con gran asombro y alegría. Para finalizar, la columna arriba al parque de Isabel Riquelme alrededor de las 4 pm donde los espera otro conjunto folclórico local de jóvenes (“Siembras de la Tierra”) que amenizan el momento con música y baile mientras los cuasimodistas se sirven empandas, bebestibles y un reponedor caldo, todo lo cual ha sido preparado con esmero por familiares de los cuasimodistas y otros vecinos. Durante la finalización se entrega un diploma a los cuasimodistas participantes.

A diferencia de otros Cuasimodos, en La Legua existe bastante tolerancia frente a algunos comportamientos poco protocolares que pueden manifestar los corredores, como lo son la ingesta de alcohol o ciertas maniobras ecuestres. Si bien se les recomienda y solicita oficialmente no beber durante la corrida y no hacer movimientos arriesgados con los caballos, entre otras cosas, no se excluye a las personas que son advertidas en estas acciones, respetándose que en muchos casos se trata de gente que ha guardado abstinencia durante la Cuaresma para luego brindar y correr con algarabía el día de Cuasimodo, ante la Resucitación de Cristo. Estas medidas inclusivas y no prohibitivas han dado buenos resultados, disminuyendo en los últimos años los problemas derivados de lo ya mencionado.

El municipio de San Joaquín también se hace parte de la corrida, prestando un camión para el transporte de grupo folclórico, la amplificación y haciendo un aporte monetario para la merienda que consumen los cuasimodistas en la finalización.

Siendo un grupo parroquial, aún este Cuasimodo no cuenta con personalidad jurídica, pero se encuentra realizando los trámites legales para obtenerla en el corto plazo. Son parte de la Asociación Nacional de Cuasimodistas de Chile, asistiendo a diversos encuentros que ella organiza anualmente, donde se destaca el que se realiza a principios de septiembre en el Templo Votivo de Maipú.

Cuasimodo en La Legua es una instancia muy especial, la única religiosa-popular que se presenta durante el año a nivel masivo, donde la alegría y la participación de la comunidad se dan en un marco de cohesión que hace olvidar ciertos conflictos entre personas, barrios, familias e instituciones; síntomas de una zona que presenta problemas sociales muy graves como la pobreza, la delincuencia y la violencia. Cientos de niños, jóvenes, adultos y ancianos se acercan a la caravana ante la novedad del paso de jinetes, carretones, la música, el colorido y los bailes folclóricos. Por su parte, muchas familias se unen de manera intergeneracional como cuasimodistas, preparando la corrida y llevándola a cabo con la mayor dedicación, acudiendo con sus trajes especiales desde los bebés a los bisabuelos. Es de remarcar también la felicidad que provoca la visita del Padre con su comitiva en los hogares de los postrados donde el ambiente predominante suele ser doliente, muchas veces de abandono. Los efectos positivos que provoca la festividad en la comunidad leguina y el arraigo que ésta demuestra hacia él son considerables tomando en cuenta también que se trata de un evento que sólo tiene 12 años de vida en la localidad. Por esto, sus dirigentes son optimistas, pensándose que en el mediano plazo Cuasimodo de La Legua podrá verse fortalecido en el crecimiento de su comitiva y el impacto en la comunidad, tomándose en cuenta que muchos jóvenes y niños ya se están formando como potenciales cuasimodistas. La festividad en la localidad sigue consolidándose, siendo un aporte cultural/religioso en la superación del estigma con que carga La Legua como zona conflictiva de la Región Metropolitana.

  • Identificador SIGPA: CC743
  • Fecha de registro: 27-10-2013
  • Tipo: Cultor colectivo
  • Composición: Mixto
  • Comuna: San Joaquín
  • Region: Metropolitana de Santiago
Ubicacion
Fotografías