Alexis Castillo Vergara es organillero de la región de Valparaíso. En el marco de la investigación participativa del Oficio tradicional de organillero-chinchinero, se extrae su testimonio biográfico sobre su historia como parte de este patrimonio inmaterial.
"Yo comencé a los 14 -15 años con el organillo, llevo15 años en el oficio, mi papá me enseñóel oficio. Él salía a trabajar y yo lo acompañaba, dechiquitito, de los 8 años, vendía juguetes, remolinos, la chicharra, así empecé. Mi papá un infarto y yo tuve que salir a trabajar porque había que hacer plata para la casa. Él ya no podía trabajar, antes el organillo se llevada a la espalda.
El organillo es una máquina especial, mágica sobre todo mágica porque cuando uno lo toca y sale gente, señoras de edad dicen que le lleva a los recuerdos de hace años, a la infancia.
El organillo trae un fuelle que acumula aire y ese hace que suenen los bajos, los pitos que le llamamos nosotros, y adentro el cilindro que trae toda la música.
Para mí el oficio es todo, yo vivo de este oficio, y no trabajo en otra cosa, trabajo cuatro días a la semana en varios lados, en el centro, plazas, en las poblaciones y de repente si está malo, ya tengo que salir más días. En Villa Alemana, Quillota, Calera, en casi toda la quinta región.
Antes trabajaba en Valparaíso, cuando trabajaba al hombro, ahora como trabajo con el coche es difícil. Hace como 5 años que tengo movilización propia para trasladarme, antes era en micro, a dedo, era organillo al hombro, ahora es mucho bulto y más difícil de trasladar, casi siempre trabajo solo y a veces, con un amigo.
Una vez fui a los Andes, había un carnaval y ahí me echaron porque no tenía permiso, en Villa Alemana me conocen, pero igual los negocios reclaman por la bulla.
Para mí es todo el organillo, yo lo llevo en la sangre, es un orgullo, nací para ser organillero. Le he enseñado como a tres amigos, y con uno de ellos vamos para todos lados."