Tengo 25 años, soy organillero y chinchinero. Me apasiona más el chinchin porque lo hice desde chico con mis hermanos en la Plaza de Armas de Santiago, en las ferias, no teníamos organillo, aunque desde mi abuelo, la familia les gustaba el organillo, pero no estaban los medios como pata tener uno. El Chinchin es la batería chilena, tiene todos los instrumentos y en la espalda, lo más difícil es llevar el ritmo y bailar.
Aprendí de mis tíos y de mis hermanos, por el lado de la familia Rioseco, mi papá Raúl Torres, aprendió el oficio a partir del casamiento con mi madre, mi abuelo, Raúl Rioseco Maldonado, le enseño el oficio y se dedicó al chinchin a recorrer las calles. El oficio viene por el lado materno, la que podría ser mi bisabuela Domitila Contreras, de ahí mi abuelo y después mi madre, de ahí viene la línea por donde heredé el oficio.
Conocí el organillo cuando de repente llegaban al centro algunas familias con organillos y me gustaba el show de chinchineros y organilleros y no entendía cómo mi familia nunca pudo tener un organillo.
Más grande, me independicé, me casé al principio de la pandemia (2020),viajábamos harto y de ahí me dediqué 100% al oficio, antes lo combinada con el estudio, arrendé mi primer organillo y comencé a recorrer, pues por la cuarentena la gente estaba en las casas y nos fue súper bien. Recorría con el organillo Cauquenes, Parral, San Carlos, Chillán, Retiro ahí le agarré el gusto porque además es mucho más liviano que trabajar con bombo.
El organillo lo vi desde pequeño, en reuniones familiares, en funerales llegaban muchos organilleros, cuando murió mi abuela hay videos que muestran que yo andaba pegado al organillo y me dejaban tocar y desde pequeño fui entendiendo como es el tema y cuando arrendé por primera vez me enseñaron paso a paso como tenía que hacerlo y tenía oído para la música así que me fue fácil ponerlo en práctica. En eventos o fiestas trabajo con mi esposa que toca el organillo y yo el chinchin, en poblaciones, normalmente, ando sólo con el organillo. Tuve la oportunidad de viajar el 2019 a Berlín aun festival y pude darme cuenta de que hay muchos organilleros, el oficio viene de Alemania pero que se ha adaptado en Chile al agregarle el chinchinero por lo que sobre salimos en forma espectacular lo que llamaba la atención de la gente, eso me marcó. En Chile conozco hasta Chiloé y por el norte hasta Antofagasta. Para mi ser organillero-chinchinero es un honor, recibo felicitaciones por cuidar el oficio, bien vestido, que el instrumento esté limpiecito.