Soy organillera y tengo 50 años, conocí a Leonidas Chávez como organillero y me gustó, como a los 10 años de conocerlo empecé a salir con él, acompañándolo, porque no teníamos otro organillo, ayudaba a vender los juguetes, me gustaba la música y ahí aprendí, me explicaba cómo se cambiaban las músicas, cómo hay que tocar, el me enseñó. Hace 12 años cuando él aprendió el chinchin yo le quité el organillo y trabajamos juntos, es una muy buena experiencia andar juntos, ver a la gente que se alegra, eso llena el alma.
Un organillo funciona al girar la manivela, sale aire y hace funcionarlos instrumentos, es distinto tocar para el chinchin que tocar el organillo sola, es otro ritmo. Con el chinchinero hay que complementarse. Cuando le gente pregunta cómo se cambia la música, cuántos temas trae, etc. ahí una le va contando a las personas que se interesan. Formamos un conjunto que se llama “El Piano de Efraín” en honor al abuelo de Leonidas, somos tres que vamos cuando nos contratan a eventos en empresas, colegios, municipios también como la de la Comuna de Yungay, Quinta Normal, San Carlos, San Fabián de Alico y la Región Metropolitana.