Su familia ha vivido desde siempre en Cáhuil. Empezó el oficio de salinero desde los 8-10 años, ayudando, dice que aprendió por herencia ya que su papá, sus tíos, sus abuelos, todos ellos eran salineros “Yo soy uno de los mayores de mis primos y los que siguen también trabajan en las salinas, como mi papá, como fue mi tío también. Los niños hoy día van a estudiar afuera, se olvidan de acá y no vuelven no más.” Lleva aproximadamente 17 años trabajando las salinas.
Su abuelo, su padre y sus tíos maternos también conocen el oficio.
La valoración local y nacional de esta práctica productiva es disímil, depende mucho del conocimiento que se tenga del trabajo que esta práctica implica “Aquí se valora el trabajo, pero el país no nos valora a los salineros.”