A la edad de 6 años comencé a trabajar como juguetera, mi papá era chinchinero y con el tiempo se vendió la casa donde viviamos y compraron un organillo. A mis hijos Javiera y Ricardo les estoy transmitiendo este bello oficio. Llevo más de 30 años en este bello oficio como organillera. Para mi este oficio lo es todo, gracias a el puedo llevar el sustento a mi casa y seguir la tradición de mis padres y transmitírsela a mis hijos.
Yo soy organillera y trabajo en el Parque Araucano con mi organillo llevando alegría a niños y ancianos cultivando día a día esta hermosa tradición.