Elba Apablaza Gallardo es locera del sector de Pilén Alto. En el marco de la investigación realizada entre 2018 y 2019, se extraen sus citas biográficas sobre su historia como locera. “Cuando partimos a bruñir tendríamos unos 14 años, 15 años. Me gusta porque uno trabaja independiente, nadie la manda, eso es lo bueno que tiene el trabajo. Me siento orgullosa. En cierto sentido sí, tiene algún beneficio ser locera. Pero a la vez, a un largo tiempo se enferma uno de los huesitos, yo ya estoy enferma de las manos, porque me falta, al apretar siento que ya no puedo hacerlo con la mano derecha y se me duermen los dedos en la noche y más vieja cómo irá a ser. Mi mamá también lo mismo. Me gustaría enseñar, pero no tenemos la experiencia, no podemos. Yo he escuchado que algunos niños no les gusta y, los adultos, capaz que tengan otro interés y no sea fácil aprender, va a pasarlo mismo que el niño, no es tan fácil llegar y aprender. Y por la agrupación, desde que empezó, cuando se hizo la primera reunión y se reunió todas las loceras, ahí entramos todas, mi mamá, mi hermana, mi sobrina y nosotras”.
Elba forma parte de la Agrupación Loceras de Pilén, como socia. No ha transmitido el oficio, pero aprendió de su madre junto a sus dos hermanas y su sobrina, quienes también se desempeñan como loceras, siendo parte de la generación más joven que se dedica a cultivar el oficio.
Loceras de Pilén reconocidas Tesoro Humano Vivo 2012.