Graciela Aurora Castillo Araya
Cestería en totora
La Serena, Coquimbo

La Señora Graciela aprendió el arte de tejer la Totora a los 9 años. Su abuelo fue el encargado de transmitir los conocimientos y secretos que hasta el día de hoy ella maneja. Partió conociendo el material, aprendiendo a reconocer su forma, crecimiento y maduración, para luego dedicarse a la recolección, limpieza y secado. Si bien su abuelo era un destacado artesano en varios oficios artesanales tradicionales, el tejido en Totora fue el que más llamó la atención de Graciela, quien dedicó muchos años en perfeccionar la técnica que hoy la hace ser la máxima exponente de este arte en el país. Graciela siempre vio en la totora un medio para la fabricación de piezas de usos domésticos personales. Nunca vio en el desarrollo de esta artesanía un fin económico. De hecho, la práctica del oficio y los años dedicados a perfeccionar su quehacer, fueron la antesala para que la Señora Graciela difundiera el oficio a través de talleres y cursos a personas interesadas que se acercaban a ella en busca de conocimientos, pero no fue hasta muchos años más tarde, que ella vio en su artesanía una posibilidad de generar ingresos económicos a su núcleo familiar. La comercialización comenzó años después, cuando ya era una experta en la materia, y cuando a través de distintas instancias que reconocieron en su artesanía un arte, le dieron el valor para vender sus piezas. Para ella, la práctica de este saber cultural, dominante en su familia, era una actividad que le permitió compatibilizar la crianza de sus hijos, a quienes trasmitió el oficio.

Destaca por ser una maestra artesana de gran expertiz en el manejo de sus técnicas. Los objetos elaborados por ella, se caracterizan por la excelente factura en sus detalles y terminaciones con una imagen final de gran impecabilidad. Graciela, quien es, sin duda, la máxima exponente de este quehacer artesanal de la zona, trabaja en conjunto con su hija Marta. Ambas son conocidas por trabajar la fibra antes de confeccionar los objetos en Totora, logrando de esta manera un tipo de cestería única: tuercen las hebras delgadas que extraen de la totora que se aplican en la decoración de las piezas. Es por ello, que a pesar de existir otros artesanos que tejen la Totora, sólo la señora Graciela y su hija realizan este tejido de características singulares.

En esta cestería, para que los objetos tengan pequeñas variaciones cromáticas, se utiliza las diferencias de tono natural de las hojas de la totora. Estos responden a la vejez de la planta a la hora de ser cosechada, y al tiempo de exposición al sol en el proceso de secado. Los tonos son suaves, variando entre verde claro, verde amarillo claro, verde rojizo, beige y café claro verdoso. En este saber, la señora Graciela es una experta. Las texturas se consiguen a través de la combinación de distintas tramas de tejido, logrando variaciones con la aplicación de trenzas y cordones torcidos, realizados todos a mano.

Graciela aplica con gran dominio las técnicas del entrelazado y del entramado para dar origen a un tipo de cestería utilitaria y decorativa, basada en el uso de fibras vegetales de mediana y baja resistencia. En el caso de la técnica del entramado, el tejido elemental es el denominado "trama de ajedrez" o tejido de cruce. el que se logra formando una retícula cerrada de huinchas verticales y horizontales de iguales dimensiones tejidas de manera alternada, cuya apariencia final conforma un tablero o lámina de cuadros simétricos. Las operaciones de plegado sobre la lámina generan el volumen de las piezas (ortogonales, redondeados, ovoidales). Dependiendo del énfasis en la dirección y dimensiones de las huinchas, se configuran variaciones de imagen al tejido reticular.

Una segunda técnica es el trenzado: esta técnica es manejada por esta cultora con maestría, ella desarrolla trenzas desde 3 a 9 fibras y logra hacerlas de calibres tan finos que pueden similar un cordón equivalente a 2 mm. Esta mirada del detalle, y el logro final permiten que la imagen final de las piezas producidas en la técnica supere el tratamiento limitado a las características propias del material y de la técnica.

Todo el proceso de elaboración de la pieza, desde la recolección de la fibra desde los humedales hasta su tejido, es totalmente realizado a mano por la Señora Graciela, quien a sus 82, todavía tiene fuerzas para realizar este arduo trabajo. Este proceso de recolección de materia prima, lo realiza desde el más profundo respeto al humedal, extrae las fibras que permitirán dar continuidad a la planta madre y su cosecha se inserta dentro de fechas programadas para permitir la sustentabilidad de este lugar.

Trenzar, entrelazar, torcer, enrollar y entramar, constituyen operaciones esenciales de este oficio cestero, actos transformadores y generativos, que conllevan una comprensión profunda del ambiente natural propio de la Cuarta Región y de las posibilidades de creación de estas cultoras, quienes nos entregan un repertorio de piezas de gran belleza por su sencillez y delicadeza, piezas y técnicas que hay que poner en valor, hoy más que nunca debido a que la cestería en totora de La Serena está en riesgo de desaparecer.

A sus 82 años, la Señora Graciela sigue tejiendo día a día sus piezas en totora. El oficio y el saber-hacer es algo inherente a ella, y aunque la vitalidad con la que enfrenta el proceso ya no es la misma de antes, Graciela sigue asistiendo a su hija Marta en todos los pasos necesarios para trabajar la fibra antes del tejido. Juntas recolectan el material, lo secan y los tuercen para formar las bellas piezas que realizan en su taller familiar. Desde siempre, la mayor aspiración de la Señora Graciela ha sido hacer traspaso de su arte a todo quien se interese en esta técnica tan propia de la IV Región y anidada por décadas en su familia. De este modo, las primeras acciones en este sentido que la Señora Graciela emprendió, nacieron en el año 1982 a través de una invitación de la Universidad de La Serena para exponer sus piezas como representación máxima de la identidad local de la región a través de la artesanía. Desde ese entonces, la señora Graciela ha participado en Ferias locales y nacionales siempre con la finalidad de difundir este oficio artesanal que para ella representa un saber cultural y patrimonial invaluable. Desde el año 1996, la Señora Graciela y su hija Marta, asisten a la Feria de artesanía tradicional que organiza la Universidad Católica en Santiago, difundiendo este saber local más allá de las fronteras de su región y también se dan el tiempo de participar en ferias regionales y toda índole que le asegure la difusión y la divulgación de su oficio. Desde 1996, la Señora Graciela forma parte de la Red de Apoyo de Fundación Artesanías de Chile, y por su puesto siempre ha demostrado su intención y compromiso con la preservación de la artesanía tradicional que ella realiza y con las distintas instancias de difusión y trasmisión que se le han ofrecido.

  

  • Identificador SIGPA: CI2509
  • Fecha de registro: 03-11-2015
  • Tipo: Cultor individual
  • Género: Femenino
  • Comuna: La Serena
  • Region: Coquimbo
  • Fallecido (28/02/2016)
  • Cultora destacada 2012
Ubicacion
Fotografías