Ambrosio Aguilar nació en 1971 la localidad de Quildaco Bajo, comuna de Hualaihué en la actual provinciade Palena. Su padre también era carpintero de ribera. “Nací con el oficio, porque mi papá siempre tuvo astillero, entonces desde que nací comencé a ver la construcción de embarcaciones”. La zona de Quildaco es reconocida hasta el día de hoy como cuna de carpinteros de ribera. Uno de sus abuelos también fue constructor, de lanchas veleras, tradición que es parte de la historia de la comuna de Hualaihué, y que era el único tipo de embarcación que se construía en ese tiempo.
Cuenta que cuando era niño, junto a sus primos se iban a los astilleros a ver en qué podían ayudar, o que construían botes pequeños, y de esa forma empezaron a aprender. Al principio, le pedían estopar las embarcaciones. A los 12 años hizo su primer bote solo, de tres metros. Y ya a los 17 años, al salir de 4º medio, se dedicó de lleno a trabajar en esto, junto a su padre.
En ese tiempo la madera para las embarcaciones se buscaba directamente en el bosque, y se aserraba a brazo, no había aserraderos mecánicos en la zona. Del bosque la sacaban al hombro. Así, junto a su padre fue su aprendizaje, tanto en el astillero como en el monte, principalmente haciendo y mirando, pero también recibía consejos de su padre, a quien recuerda como un gran amigo: “yo creo que uno de los mejores amigos que he tenido en mi vida, yo me lleno de orgullo cuando me acuerdo de él.”
Su padre era muy reconocido en toda la zona: “muy reconocido, en toda la zona de Calbuco, Puerto Montt, las islas aledañas. Él construía mucha embarcación para turismo y lanchas también, hacía veleros que les hacía a los doctores. En Puerto Varas para el Lago Llanquihue el construyó muchos veleritos ahí. En ese tiempo se hacían las embarcaciones con casi puro alerce, un lujo”.
Aunque Ambrosio no alcanzó a construir lanchas veleras, porque empezaron a proliferar las lanchas a motor, sí alcanzó a navegar en la lancha de su abuelo, y ha hecho modelos a escala.
Trabajó de manera estable durante 10 años con su padre antes de venirse a Quellón, junto a su esposa. Aquí comenzó a trabajar de forma independiente. Cuenta que llegó a construir de la manera en que había aprendido, que era un poco distinta a cómo se construía en Quellón, con diferencias en las proporciones, la manga, el calado.
Cuenta que en Quildaco las botaduras de lancha eran más bonitas: “se hacían con yuntas de bueyes. Ahora no, ahora pescas una máquina, y ni un brillo… allá no, allá había una piedra grande abajo en la playa, una tremenda roca, y ahí se amarraba una rondana y otra rondana en la lancha, y se pasaba 3, 4 vueltas así, y ahí enganchaban las yuntas de bueyes, 4, 5 yuntas de bueyes, y se empezaba a bajar. En el suelo seponían varales. Primero lo bendecía el cura, después mientras se bajaba la lancha estaban los asados, fiestas…”
Ambrosio en la actualidad encarga la madera más gruesa en diferentes lugares. Cuenta que recorre mucho para encontrar la madera. Maderas nativas como Coihue y Tenío, encarga en la zona de Dalcahue, también por Rilan (comuna de Castro), ha ido a buscar eucalipto y cipresillo. También en la misma comuna de Quellón puede encontrar Mañío, Coihue y Ciprés de Las Guaitecas. Y el cipresillo, o ciprés macrocarpa,lo encarga en la Región de Los Ríos.
Ambrosio ve con preocupación cómo va desapareciendo el bosque nativo, lo que afecta directamente a la carpintería de ribera, ya que las mejores maderas son siempre las nativas, el mañío macho, el ciprés, el coihue, el tenío.
Uno de los problemas que afecta a Ambrosio, así como a muchos carpinteros de ribera, es el alto costo de mantener una concesión marítima, especialmente en un área urbana como Quellón, pero también debido al hecho de que no hay un reconocimiento de la carpintería de ribera como patrimonio cultural, y a los carpinteros de ribera se les trata como a grandes empresarios, sin reconocer el carácter artesanal del oficio.
Originario de Hualaihué es un reconocido carpintero de ribera de Quellón que cuenta con amplia trayectoria en el oficio y disposición para el desarrollo de acciones que favorezcan y fortalezcan las condiciones de trabajo de los cultores.