José Carmen Colivoro Vera
Guaitecas, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo

José Colivoro Vera nació el año 1949 en el sector de Conchales en la Isla de las Guaitecas, perteneciente a la Región de Aysén. Hijo de padres provenientes de la isla Chiloé y llegaron a Guaitecas buscando mejores oportunidades laborales, ya que su padre trabaja recolectando el choro zapato, además de dedicarse a la pesca de especies como el Robalo y cholga seca. Sin embargo, ya residiendo en la zona de Guaitecas, el padre de José comenzó a desempeñarse en el trabajo de la madera, específicamente en la fabricación de estacas y tejuelas, razón por la cual enseñó el rubro a sus hijos a temprana edad.

De tal forma José comenzó en el rubro tejuelero desde muy joven, recordando incluso que desde que aprendió a caminar, siendo a los ocho años de edad su primer viaje a recolectar madera. Para ir a trabajar la madera, debían viajar una hora en embarcación a remo hecha a partir de madera de ciprés, para luego internarse en el monte y buscar la madera necesaria para la construcción de estacas y tejuelas. Para elegir la madera, prestaba atención al sonido de la madera, golpeándola con el hacha “cuando el palo está sano, tiene un sonido bien bueno, firme” en cambio, si un palo está podrido “va a tener un sonido así un poco holgado (...)va a resonar adentro”, así también es muy importante fijarse también en lahebra del palo.

En aquel primer viaje José recuerda que cargó una estaca de ciprés y su hermano mayor cargó tres. Las estacas eran usadas principalmente para la construcción de cercos. De tal forma, las estacas elaboradas junto a su padre se enviaban al norte e incluso a otros países en los numerosos barcos que pasaban por la localidad de Melinka y se llevaban aquellas piezas de madera. De esa forma, para conseguir dar abasto con la demanda, debían pasar extensas jornadas buscando la madera, días enteros incluso quedándose a dormir en el monte, mientras no se terminaba la tarea, no bajaban. Razón por la cual, el trabajo con la madera tanto para estacas como tejuelas involucraba en ocasiones a todos los miembros familiares.

Cuando José Colivoro tenía quince años, su padre y toda su familia se independizó del patrón al que trabajaban, puesto que, era el patrón quien ponía precio al trabajo, les pagaba en víveres e incluso podían pasar meses en que no les entregaba remuneración. Frente a tal escenario se independizan y comienzan a trabajar de forma particular, valorizando su trabajo: “comenzamos a trabajar solos y vendíamos nuestros productos solos”, teniendo numerosos compradores que llegaban en barcos a Melinka, Castro, Puerto Montt y alrededores, permitiéndole de esa forma disponer de su propio dinero.

Desde aquel momento José pudo desempeñarse de forma independiente, lo que significó poder trabajar a su propio ritmo y así también contar con una embarcación. A lo largo de su trayectoria en el rubro, José recuerda que se iba por una semana o diez días al monte para sí conseguir la madera que requería. Por lo general trabaja sólo pero, siempre va acompañado de un perro. Aunque a veces, cuando tiene pedidos grandes va acompañado de otro tejuelero. Todo el proceso de hacer tejuelas y estacas los hace en el monte, usando herramientas como motosierra, en vez del hacha para el volteo y trozado. Recuerda que antes el metan lo sacaban con hacha y después la tejuela con machetón. Luego se llevaban las tejuelas devuelta a su casa y terminaba los últimos detalles, como el despunte y emparejar la tejuela. Actualmente no ha podido trabajar, pues le han hecho pedidos muy grandes y no ha encontrado un compañero que le ayude. Piensa que el poco interés es la principal problemática en torno a la perduración del rubro, pues José considera que la madera no se va a terminar existiendo un plan de manejo para sacar la madera muerta en Isla Guaitecas. Pese a que no ha podido enseñar el oficio a sus hijos, le gustaría que la juventud aprenda porque le preocupa que este trabajo desaparezca. Tiene la experiencia de haber realizado talleres en Melinka, en el que había muchos niños, niñas y mujeres entusiasmados en el trabajo tejuelero, recordando como él se entusiasmó cuando joven. Sin embargo, las opciones de estudiar y otras dedicaciones actuales,hace que existan otras opciones para los jóvenes, según José, alejándolos del interés de aprender tejuelería y dedicarse al oficio. Ser tejuelero para José significa una fuente de trabajo y una forma de vivir, pues él crio a sus hijos subiendo al monte. “Nunca me ha faltado, nada que decir con ese trabajo”. Si bien, es difícil y pesado en momentos “en esta vida no hay nada fácil yo creo”, señala. No obstante, además de ser una fuente de ingresos es una fuente de felicidad “Yo por ese lado, estoy feliz, estoy feliz con ese trabajo”.

Aún se desempeña ocasionalmente en el oficio, ha tenido la oportunidad de enseñar a otras personas el oficio.


Tejueleros del Ciprés de las Guaitecas reconocidos THV 2015

  • Identificador SIGPA: CI3132
  • Fecha de registro: 19-03-2018
  • Tipo: Cultor individual
  • Género: Masculino
  • Comuna: Guaitecas
  • Region: Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo
Ubicacion
Fotografías