Nació en Carrizalillo, en una familia en que las mujeres durante distintas generaciones habían cultivado el tranzado en paja de trigo, aprendiendo entonces la técnica de la observación de su abuela y de su madre alrededor de los 12 años.
Las primeras trenzas que aprendió a realizar eran las "corrientes, las más gruesas... después uno va aprendiendo más y hace la semi, que es un poco más delgada. Después viene la fina, que es bien delgadita", expresa Lucía al contar su proceso de aprendizaje de la práctica.
Más tarde, a los 25 años aprendió a coser, comenzó con pequeñas chupallas, llamados "huasitos chicos", que se hacen con la trenza más gruesa. Desde ahí, con práctica, comenzó a coser trenzas más finas para hacer chupallas grandes.
Su hija nunca aprendió a trenzar, por lo que no ha podido transmitir su conocimiento a nuevas generaciones.
La abuela y la madre de la sra. Lucía, solo sabían trenzar, ella se interesó posteriormente a trenzar, pues una hermana de ella se fue a la Alajuela a aprender y luego ella aprendió. La sra. Lucía recuerda que antes la gente solo hacía la trenza, no cosían, porque es más difícil poder hacer una chupalla. Además nota que cada vez más las trenzadoras que cosen son menos, están más ancianas y ven menos, por lo que se les hace más difícil realizar el proceso completo.
"La trenza para mí significó mucho, pues fue mi trabajo de toda la vida, yo no trabajé en otra cosa... yo he salido para afuera, no he sido temporera, nada... pero yo nunca, siempre pude vivir del trenzado y la costura".

El trenzado en hoja de trigo es una técnica artesanal de larga data en la región, que originalmente se podía encontrar en la base de la confección de chupallas, pero que actualmente es materia prima para otros elementos como paneras, joyería, etc.
Las trenzadoras de paja de trigo de Paredones, utilizan el trigo de sus plantaciones o de plantaciones del sector, correspondiente al trigo ligún, que es resistente, duradero e impermeable, dándole características especiales a los productos que se confeccionan con las trenzas.
Para una chupalla, se necesitan alrededor de 20 metros de trenza, unas "cuarenta brazadas".