Tengo 38 años y soy organillero, comencé como a los 4 años a acompañar a mi papá (Luis Lara Paredes) y a mi mamá (María Palma) de ambos, que hasta la actualidad son organilleros, aprendí el oficio, empecé solo, por ahí por el año 2000, a la edad de 14 años empecé a trabajar, a salir un ratito a una plaza o una calle y ahora es mí oficio. Fui aprendiendo como tocar y también como recorrer las calles, donde ubicarse, entre tanto mi función era ir a buscar las propinas mientras ellos tocaban, también la venta de los remolinos. En la casa hacíamos arañitas, chicharras, remolinos y pelotas, eso desde los 8 a los 12 años más o menos. Viví en el ambiente de los organilleros porque además visitábamos a mi tío Manuel Lara, que también era organillero.
El organillo es una caja musical en versión gigante, el funcionamiento tiene que ver con un fuelle de aire que lleva abajo, cruzado con un rodillo que lleva las notas, un teclado y los silbatos y bajo, es como el funcionamiento de un reloj, al girar la manivela se mueve todo el conjunto y sale el sonido hermoso que tienen los organillos. A veces producto de algún golpe el teclado se descentra, eso lo puedo arreglar, eso lo sé hacer, para afinarlo hay que llevarlo al maestro.
Tengo dos organillos, uno antiguo alemán que ocupa mi esposa y otro nacional que me compré hace poco. Antiguamente trabajaba en Santiago y la 5ta.Región y a veces regiones del sur, he llegado hasta Temuco y por el norte he llegado hasta Antofagasta, en 2019 tuve la oportunidad de viajar a Berlín, al festival de organilleros y el 2022 volvimos a ir a esa ciudad de Alemania nuevamente, en 2023 viajamos al Primer festival de Organilleros y también estuvimos en la segunda versión del festival que se hace acá en Chile.