Soy organillera, mi marido organillero y mis hijos chinchineros, aprendí el organillo desde que tengo uso de razón porque mi papito era organillero, su nombre era Luis Patricio Toledo Salvatierra, mi hermano el Pepa también. A los cinco años empecé a acompañar a mi papá, yo iba con la rosca, que lleva los sapitos, la araña, los remolinos, la chicharra, yo fabrico todavía eso y soy una de las que trabaja con las cosas del verdadero organillero. Comencé como juguetera, mi mamá tenía de esas máquinas de pegar, hacíamos esas pelotas de tela de colores, se les ponía un globo y se inflaba, la chicharra con pez castilla, íbamos con mi papá a cortar varillas para los palitos de los sapos, de los remolinos.
Con mi papá trabajé hasta que tenía 18 años, después me enamoré, tuve hijos y me alejé de la profesión y la retomé hace 5 años y no me he alejado nunca más, metí a mi marido, los hijos siempre fueron chinchineros porque tocaban con el Pepa.
Como vivo en el sur, recorro los pueblos de acá, Tilcoco, Rosario, El Abra. Quiero hacer una gira por las playas de aquí del sur con mis hijos y mi marido. Saber estás prácticas es mi vida, amo mi oficio, yo vivo del oficio, además se trabaja en familia, eso es espectacular vivirlo como familia.