Comenzó a trabajar como organillera en la década de 1990, aprendiendo el oficio a través de su esposo Rubén España. Anterior a esto, ella lo acompañaba como juguetera, vendiendo y fabricando juguetes.

En sus comienzos con el organillo, trabajaba de manera itinerante tocando en el barrio alto. En 1992 comenzaron, junto a su esposo como chinchinero y ella como organillera, una gira desde Santiago hasta Castro. Al año siguiente recorrieron el norte hasta la ciudad de Arica, participando en fiestas religiosas como La Tirana o la Candelaria en Copiapó. Estas giras alternadas duraron aproximadamente 10 años. En 2005 participó en Valparaíso en una exposición para turistas alemanes que vinieron a conocer los organillos chilenos. Actualmente recorre los sectores de La Florida y Puente Alto.

Hace tres años es miembro de la Corporación de Organillero de Chile, lo que le posibilitó el arriendo de un organillo a don Omar Chávez, brindándole una mayor independencia laboral.