Aprendió a tejer a los 10 años mirando a su hermana mayor. Siempre esperaba con ansias el momento en que ella se ausentara, para tomar sus tejidos y practicar. En ese entonces, comenzó a tejer ñimin, para luego elaborar piezas de forma constante.

Matilde señala que su don fue entregado desde el mundo espiritual, ya que, en sueños se le ha manifestado el oficio y espera que, cuando llegue el día en que pase al mundo espiritual, también sus conocimientos y telares viajen con ella. Matilde siente que ser tejedora mapuche es una de sus misiones en esta vida. “Yo soy una maestra artesana, con facilidad para aprender el telar, don que me dio mi Dios, que es ser artesana de un solo nivel, el textil”.

También ha realizado trarikanmakuñ, pero su especialidad ha sido el textil mapuche con ñimin, ya sea en lamas, mantas, morrales, trariwe, de todo tipo de prendas.

Ha sido reconocida con el Sello de Excelencia a la Artesanía en 2008 y el Sello Artesanía Indígena en 2017, junto a su sobrina Magdalena Cabral.

Matilde es una de las tejedoras más reconocidas de la región y a nivel nacional, no sólo por su trabajo experto sino también por su sencillez y carácter generoso. Es una mujer abierta a enseñar a todo aquel que lo solicite, a compartir lo que sabe, por lo que está constantemente dictando talleres en distintas localidades, tanto dentro como fuera de la región. Tal como lo menciona en su biografía, posee un don, lo asume y se hace cargo de transmitirlo, para que el oficio no se pierda y tenga presencia en distintos contextos.