A los 10 años incursionaba en la greda, aprendió mirando a su mamá quien heredó este conocimiento de su hermana Delfina, al principio solo hacia palitas chicas, después se atrevió a hacer ollas más grandes, cantaros, jarros, entre otras cosas. Nos cuenta que la procedencia de estos conocimientos viene de la gente mayor, la mamá de su mamá también practicaba.
Mantiene estos conocimientos yendo a la feria de Cauquenes y los demás días está en la casa haciendo el oficio. Busca conservar estos conocimientos enseñándoles a los niños en el colegio, hizo un taller. Tiene una sola hija, pero aún no sabe si continuará sus pasos, ya que tiene 9 años y no le gusta ensuciarse.
El procedimiento que caracteriza su práctica, es desde sacar la greda de la beta, machacarla, cernirla, volver a machacar el granzón que queda (son los molidos más grandes) y a continuación mojarla igual que cuando moja harina, se debe dejar media dura si es que se va a trabajar al otro día, si no dejarla reposar unos 2 días que se arregle. Luego se hacen las piezas, se espera que se seque, se bruñe, y después se deja al sol para que se caliente, el proceso siguiente es coserla en leña de culen o wano y si se tiñe debe ser con hojas de litre. Su trabajo se lo expresa a la comunidad, cuando desarrolla talleres a los niños de la escuela y también cuando va a la feria.
Fue reconocida como Tesoro Humano Vivo y por el reconocimiento de la gente que la felicita por que encuentra que la losa la hace bien.