Don Rosendo Torres es el último exponente del capataz del rodeo de burros de Carrizalillo. Para su labor utiliza técnicas, modismos y elementos antiguos de esta práctica, haciendo frente a la llegada de medios modernos que amenazan la tradición del ejercicio del rodeo, como vehículos, celulares y otros. A modo de ejemplo, durante la corrida en los campos, los participantes de esta actividad aún se comunican mediante señales de humo.

El rodeo de burros de Carrizalillo, es una actividad campesina arraigada en el sector desde la época de los españoles, cuando éstos, en el mes de octubre, día de San Marcos, juntaban sus animales dispersos en sus estancias o tierras, con la finalidad de contarlos, marcarlos, encerrarlos, domesticarlos (amansarlos) o bien comercializarlos, ya que en esa época y siglos posteriores, uno de los animales más utilizados en las tropas de chile fue el burro.

Transcurrido el tiempo, y una vez que estos animales fueron desechados prácticamente para el uso de tropas que recorrían el norte llevando enceres, mercaderías, metales, etc., fueron destinados a criarse semi-salvajes en los campos adyacentes a los centros urbanos, unos pocos solamente en la actualidad son ocupados en labores agrícolas y campesinas.

En el sector de la localidad de Carrizalillo, hace varias décadas, los dueños de asnos y los crianceros de la zona, se agruparon y se organizaron, y entre sus reglamentos establecieron la prohibición de la venta y muerte (para consumo) de las hembras, de tal manera de aumentar la población de burros, con la finalidad de hacer más rentable el negocio de crianza de estos animales, y además, tener ejemplares para realizar los típicos rodeo, muchos de los cuales desaparecieron, producto también, del desaparecimiento de la población de estos asnos.

El rodeo de burros, consiste en el encierro de todos los animales que merodean en los campos adyacentes al pueblo, para lo cual se organizan cuadrillas de huasos montados a caballos, los que regularmente en tres días, rodean y encierran los burros en el corral dispuesto en la localidad. La cantidad de burros varía entre años o un par de años, producto de las condiciones de crecida de pasto (lluvias), lográndose un máximo de 4.000 y un mínimo de 2.000 burros en cada rodeo, el que se efectúa en el mes de octubre de cada año. Siempre que lleva, se realiza un "repunte" (rodeo no oficial), a principios de septiembre.

Alrededor del rodeo de burros, existen diversas manifestaciones y tradiciones de campesinos, como lo son las carreras a la chilena, fomento y consumo de comidas típicas, cantores populares y otras expresiones culturales.

El más importante personaje, el de más experiencia por su edad y conocimiento, es el capataz del rodeo, autoridad máxima de esta actividad. Uno de los últimos que existe, es Don Rosendo Torres, huaso auténtico de Carrizalillo, quien es respetado y hace respetar los códigos con que se maneja esta tradición, como la comercialización, disputa de animales, entre otros aspectos.