Cultora proveniente de una familia de organilleros, "cuando chica siempre anduve con mi abuela, mi papá, mis tíos que eran organilleros, a los 18 años me casé con Raúl y de ahí me dediqué 100% al oficio como organillera, aprendí el oficio de mi familia.
Para comenzar a tocar el organillo tenemos que buscar la melodía, la ponemos, bajamos el puente y empezamos a girar la manivela y va girando el rodillo por dentro.
Le he enseñado a mi hija que se dedica a trabajar con el organillo, es su profesión y vive de eso. Algo le enseñé mi hijo que es estudiante universitario y está dedicado a eso.
Gracias al oficio he tenido la oportunidad de conocer Chile, por el norte La Serena, Coquimbo y hasta Punta Arenas y he tenido la oportunidad de viajar dos veces al extranjero en el 2019 y en 2022 a Berlín en Alemania.
Me siento orgullosa de pertenecer a este oficio, de llevar la tradición de mi familia, de entregárselo a las personas, niños, abuelos, tercera edad y hasta los bebés, porque uno llega con el oficio a todo tipo de edad.