Victor Francisco Vargas Leiva conocido como “Pancho Vargas” nació en Río Negro Hornopirén, Región de Los Lagos y lleva alrededor de treinta años trabajando como carpintero de ribera. En el seno de una familia de carpinteros de vivienda y mueblistas, se vinculó con el mundo de la madera desde muy pequeño, acompañando a su padre al aserradero, aprendiendo a diferenciar los distintos tipos de madera como también a utilizar las diferentes herramientas para trabajarla. Sin embargo, su incursión en la carpintería de ribera será posterior, alrededor de los veintiséis años cuando llegue a vivir a la localidad de Puerto Edén, donde se casó y se puso a trabajar como ayudante de un carpintero de ribera.

Siendo ayudante del cultor Jaime Barría, proveniente de Punta Arenas, aprendió el oficio de la construcción de embarcaciones a partir de la observación y colaboración de las diversas tareas desde el hacer fuego hasta ayudar a preparar la madera -cepillarla y darle forma- prensar, y clavar tablas. Dicha labor se le facilitó por el conocimiento que ya poseía del trabajo con madera que aprendió con su familia, específicamente de la utilización de herramienta manuales como el cepillo y hacha. Así también sucedió con la búsqueda de madera con la cual ya estaba familiarizado, estando en Puerto Edén utilizó maderas de árboles como el Ciprés, Coihue y Lenga principalmente, buscando en bosques viejos y orillas de río aquellos palos curvos con formas naturales para utilizar en las distintas partes de las embarcaciones. 

Durante su trabajo en Puerto Edén realizó embarcaciones tanto para la extracción de cholga y erizos, como para turismo. Posteriormente, deja de trabajar de ayudante para pasar a trabajar de forma independiente, trasladándose a Punta Arenas, sin embargo, termina radicándose en Puerto Natales, donde reside actualmente. Así inicia con la construcción de pequeños botes y posteriormente continúa con elaboración de grandes lanchas y embarcaciones. No tuvo mucha dificultad en cuanto a la modificación de las embarcaciones ya que tanto en Puerto Edén como Puerto Natales son canales estas necesitan mucho calado para lograr mayor estabilidad “cuanto más calado tenga una embarcación más buena es para navegar”. 

La trayectoria de Víctor en este oficio ha estado marcada por las enseñanzas de su padre en relación al trabajo con la madera, recuerda de esta forma, aquellos saberes en torno a cuándo es mejor cortar la madera, donde su padre le enseñó que debía privilegiarse periodos de luna menguante ya que así el palo no se quiebra, sale más tierna: “eso es muy importante la luna es muy importante tiene que estar en mengua para voltear porque si uno voltea en creciente el palo se parte y queda muy vidrioso”. Sumado a una necesidad de privilegiar las formas naturales de la madera. 

Actualmente, Víctor continúa trabajando como carpintero de ribera acompañado de un ayudante, sin embargo, comenta que la actividad ha mercado en gran cantidad, sumado a las dificultades que la labor de carpintero ha tenido que enfrentar, tales como la dificultad para tener el recurso de la madera o la poca renovación de los cultores: “tal vez merme mucho más por lo que le digo yo, también la juventud no se interesa mucho en aprender”.

Actualmente trabaja con una persona mayor, no tiene hijos “para dejar frutos tiene que ser un muchacho joven que aprenda” y realiza alrededor de dos a tres lanchas al año.