Siempre le ha gustado el canto campesino, cuando era chico tocaba con un tarro con piedras y así sacaba el ritmo, ahora conoció a los Madariaga y aprendió mas.
Yo conocí este canto desde que nací porque resulta que mis antepasados era gente muy religiosa que, por ejemplo, cantaban el aleluya las viejitas en esos tiempos. Ahí participaba yo en la Virgen Del Tambo que era la virgen peregrina que recorría del Tambo a Salamanca y después a Los Vilos, porque yo nací en la comuna de Los Vilos. Recorría todos esos lugares. Yo de los 3 años me recuerdo que me enseñaban las décimas. Tengo bastante memoria para eso. Ahí yo conocí el canto a lo divino, y resulta que yo no cantaba porque era niño pequeño. Y eso era lo que sabíamos hacer de niños: cantar y jugar con las pelotas de trapo. Yo nací en Cabirulén, Los Vilos. Entonces resulta que la devoción del canto a lo divino la vi en las romerías cuando llegábamos a una casa para hacer una alojada. Ahí se hacía un altarcito, se cantaba un par de versos y seguíamos. Eso por todos los caseríos del campo. Iba curas a caballo, gente de a pie, y así. Cantamos con muchos niños a lo divino, yo me acuerdo bien de eso. Recuerdo que estaban los cantores Maturana, a los cuales vi cantando —tenían una voz preciosa—, y con eso aprendí. De todas maneras, en cada poblado habían 4 o 5 cantores.
Yo dejé de cantar a los 22 año, por ahí; porque me fui a Santiago, me dediqué a otras travesuras; y me olvidé de todos los versos a lo humano y a lo divino. Pero, cuando volví a Longotoma, porque yo viví un tiempo aquí y luego volví, lo sentí como una necesidad porque aquí no habían muchos cantores. Sé hacer mis versos que rimaban pero no pegaban con la rima de espinel. En Santiago pertenecí a la asociación de cantores a lo divino, en donde yo participé de los 15 congresos que realizaron. Yo me dediqué a escribir de manera incansable, dediqué miles y miles de papeles. Yo debo tener unas 800 décimas escritas; y recopilación de cuentos antiguos también, que ya están perdidos. A lo divino debo tener unos 30 versos, y cientos de cuartetas; tengo 112 brindis.
"Tengo escrito y publicado un libro de poesías con la ayuda de la Universidad INACAP, lo publiqué y lo tengo registrado como marca, se llama Encuentro de lo humano y lo divino. La poesía es para mi el alma del pueblo chileno. Participo en un grupo folclórico y donde voy lo difundo, cuento historias de los campesinos".Enseña lo que sabe hacer, para que no se pierda las costumbres chilenas y participa de la Agrupación cantores de Chile, liderada por Francisco Astorga.
Pienso que chilenidad es descubrir nuestras raíces. Creo que cantando a lo divino mantengo la religiosidad que nos enseñaron nuestros antepasados. A mí me lo enseñaron ellos, y no es momento de cambiar estos valores. Y soy firme en eso yo.