Cultora de 80 años. Nacida en Lo Valdivia. Tras haberse ido a vivir a Santiago y luego a Pirque para vivir con su familia, regresó a Lo Valdivia, hace 17 años.

Se dedica principalmente a cambiar aguas de los cuarteles y extrae niveles de agua. Va como tres veces al día a ver si hay “tela” y va midiendo como se evapora el agua.

“Soy la única salinera mujer de aquí. Y los otros salineros me ayudan, siempre con muy buena voluntad”.

“Mi papá fue salinero y por ahí empecé a aprender mirando”
“Me encanta ir a veces que hay que ir a sacar agua tempranito. Hay que irse con cuidadito, porque los parapetos amanecen húmedos. Pero me gusta porque está fresquito (…) con el mismo sereno que cae, amanece mojadito”.

“Es un oficio que comienza en octubre y se trata de mover las aguas para que se produzca la sal”