De 49 años, vive en Yoncabén s/n, Vichuquén. Familia originaria de la zona, pertenece a la cuarta generación de salineros.
Se desempeña en verano como salinero y en invierno como temporero: “Yo trabajo como salinero en temporada, y de temporero en invierno. Puedo cumplir todas las funciones, cosechero, bodeguero, etc.”
Sobre el cambio del oficio indica que “Desde que yo tenía 8 años ha cambiado harto porque se hace todo un trabajo manual: tenemos motobombas, carretillas, antes el barro se sacaba a puro pulso, y ahora es mucho más fácil rápido todo.”
En relación al proceso: de trabajo menciona que “es una cosa artesanal que requiere un cuidado único, hay que tener un pulso especial para esto. El salinero tiene que ser salinero: uno parte por limpiar la sal, sacándole el barro. Después uno cultiva unos cuadros especiales, que se raspan y asolean para que queden limpiecitos. Luego se echa un poco de agua a diario durante unos 25 o 30 días, para que agarre espesor, y ahí cuando tiene un espesor de unos 4 o 5 centímetros se cosecha. Todo depende de los días que toquen.”
Aprendió desde la infancia el oficio “yo partí como ayudante de mi papá cuando era chico, pero ya a los 16 años estaba solo, sin nadie que me dijera lo que tenía que hacer”
La dinámica de trabajo es colaborativa, por lo que existe una relación solidaria con los vecinos, “Con los mismos vecinos de Lo Valdivia nos ayudamos para facilitarnos la pega. Cuando hay que cosechar la sal nos tendimos una mano uno al otro, se hace más rápido el trabajo: si no tiene gente para sacar un cuartel, la sal se pierde. Nos juntamos 3 o 4 vecinos y nos vamos ayudando”.
De su familia, también se dedican a la producción y extracción de sal de mar su padre, su hermano mayor y su hijo menor.