Aprendió desde pequeña viendo trabajar sus padres, ambos alfareros Nancy y Daniel, al principio solo observando y tomando greda para jugar. Con los años fue reconociendo el arte del trabajo de sus padres y aspirando a mejorar cada día. Conoce y trabaja todos los pasos de la alfarería, trabaja figuras tradicionales, sobre todo miniaturas y juguetes. Ya ha enseñado sus conocimientos en los talleres de valoración en la escuela de Quinchamalí.
La alfarería para Flor es arte, valora que sea diferente el tipo de trabajo que se realiza con la greda negra que lo hace único en nuestro país.