Aprendió de su madre, la señora Otilia Vielma, desde los 7 años aproximadamente las técnicas de la alfarería. Inició puliendo piezas, y con los años aprendió el resto de pasos, en la actualidad la única que no realiza es el molido. Elabora piezas utilitarias como platos y azafates, así como ornamentales, destacando la guitarrera.
Pertenece a la Unión de Artesanos de Quinchamalí.
Fue reconocida como Tesoro Humano Vivo en 2019 (Alfareras de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca).