Conscientemente no hace mucho: 4 o 5 años que estoy sabiendo que lo que estoy haciendo viene de una tradición, una forma y un fondo. Pero, inconscientemente, sin saber lo que estaba escuchando o viendo: hace más de 15 años. En su momento escribí cuecas y décimas por ahí. Cuando me empecé a interesarme en esto busqué información de esto en internet, buscando información concreta de este arte; sin tener en cuenta que en mi zona habían muchos cantores. De manera cibernética fue mi primer acercamiento. Después, harán 4 años o 5, que tomé un curso de cueca con Luis Castro González, el director de Los Chinganeros. Él nos encasilló, no tanto del canto a lo poeta, pero sí en el camino de las cuartetas, de los octosílabos. Él delineó el camino de la poesía popular en mí. Y después volví a la información de internet, encontrando información de Los Madariagas, Pedro Yáñez. Sin saber qué tanto eran cultores, con Diógenes Romo y Jorge Quinteros hace muchos años, con ellos tenía la percepción de que hacían el canto a lo divino hace bastante tiempo.

Hace poco más de un año tomé unos talleres virtuales con Manuel Sánchez. Ahí entré de lleno al mundo de la décima, la guitarra traspuesta. Desde ese entonces hasta ahora, que ha sido una explosión de versos y música, yo le he transmitido estos conocimientos a dos o tres personas, y algunos ya están escribiendo brindis, décimas y cuecas. Esto ha sido muy satisfactorio, porque he empezado a entregar mis poquitos conocimientos y se han esparcido a más personas. 

Yo estoy más dedicado a la escritura, estoy tratando de crear mi cancionero con tonadas, versos glosados, cuecas. He tomado clases con Manuel Sánchez, Luis Castro…A partir de ahí estoy en una búsqueda de mi cancionero, no tanto con el campo, porque yo no soy cercano al campo, en el sentido que no he nacido ahí; pero sí soy de la ciudad, del puerto, de la caleta. Entonces mis versos van orientados ahí. Toco La españolita, La tercera alta y la común por dos en guitarra traspuesta. Cada conocimiento nuevo que llega me reafirma que estoy en pañales. Soy parte del Conjunto Folclórico Puerto de San Antonio, y con él he ido compartiendo el conocimiento que me enseñaron. No puedo quedarme yo con eso que me entregaron a mí, porque esto escapa a mí, es muy importante. A mí no se me queda adentro. Esto tengo que entregarlo.

Esto me llena el alma, el corazón. Saber los finares, los versos, los fundados que se saben los viejos es pura ganancia. El rol que siento que cumplo es de dar a conocer el arte, es bastante claro. Y también es ser un eslabón dentro de esta cadena en donde están los Madariagas, don Domingo… y uno con la humilde voz que puede tener sigue esta cadena para que no se rompa. Uno es un peldaño más en esta escala.