Los Huilleches, ancestrales habitantes de los lomajes de la cordillera de la costa, fueron los creadores de la cestaría en Boqui Pilfuco, la que se origina para satisfacer necesidades utilitarias y de uso doméstico. Este oficio se fue transmitiendo de generación en generación, derivando e diferentes diseños ya no puramente utilitarios. Hay nueve variedades de boqui, el pilfuco: el único que se da en San Juan de la Costa. Este tipo de boqui, es una liana que crece en el bosque nativo, en una parte muy acotada de la cordillera de la costa de la X región. Específicamente, es una fibra natural que crece en las quebradas, debajo de la quila, de los helechos (bosques húmedos).

El proceso cestero se origina primeramente con la búsqueda y extracción del material de la montaña, lo cual le toma alrededor de 4 horas a pie a la señora Olga Cárdenas. Ya con la liana en casa, viene el proceso de preparación del material: primero se chamusca el boqui, después se remoja un par de días y se le raspan la corteza con una chaveta o cortaplumas. Posteriormente, se seleccionan las varillas de acuerdo a grosores y se dejan secar, algunas se destinan para el armado, otras para correas para hacer tejido. Luego con una herramienta llamada "partidor" se parten y con una máquina pequeña se pulen. Recién ahí, se tiene la materia prima para empezar a tejer. Con sesenta hebras de liana se tejen cuatro o cinco canastos.

Olga Cárdenas, es una portadora emblemática de la tradición cestera y un referente artesano. Es una mujer de esfuerzo, tesón y gran compromiso con su arte. Eso la ha llevado a trabajar muy bien, asumiendo exitosamente todas las etapas que requiere el oficio: recolección y producción de material, tejido, difusión y comercialización. Olga va a la montaña a buscar la materia prima, prepara e material, lo teje, promueve sus productos y su conocimiento, asiste a ferias (como la Feria UC), entrega en tiendas (Fundación Artesanías de Chile), dicta clases y vende sus productos.