"Nací de la nada, a los 12 años empecé a las cuartetas, me costaba mucho hacer las décimas y a los 38 comencé acercarme a los más viejos y aprendí y así seguí".

Yo esto no lo aprendí, yo nací poeta. A los 8 años me enseñaron las canciones del Caballito Blanco, que es mi seudónimo; y de ahí para adelante yo hice cuartetas, décimas; no las hice hasta después de los 32. Después de un encuentro de payadores en Talcahuano, en el año ’87, me decidí hacer décimas; porque antes era cuartetero; porque para la cuarteta soy rapidísimo, es un don divino. Para mí nació de la nada. En mi familia no hay tradición de cantores a lo divino, lo que sí había era una abuela que era guitarrera, pero de esas guitarreras que las contrataban para cantar y tocar canciones hechas. 

Mi razón fue partir en los bailes religiosos, partí ahí cantando cuartetas en los bailes chinos. Yo soy el que tomo la bandera de alferes. 

Estos conocimientos se los he transmitido a mi hija, a mis nietos, y a los compañeros que van siempre conmigo. No son todos hijos míos, pero han tenido razones para guiarse conmigo: Cristian Cruz, Mario Martínez, Chamullo, y otros más. 

Yo tengo un libro: “Los versos de un campesino, a lo humano y a lo divino”, en donde he escrito mis historias en verso, reseñas como por ejemplo la del harriero que encontró a los uruguayos. 

Hoy día, escribe una columna en el diario San Felipe todos los días y tiene un libro escrito, se llama "Los versos de un campesino de lo humano y lo divino". Pertenece a la agrupación de San Victorino de Lourdes. Funciona en su casa.

Para mí todo esto significa que hay una esperanza que hay un después para que todo lo que yo pudiera dejarle a la juventud; y decirles a los payadores nuevos que no se suban por el chorro, porque esta vida es un pasar no más; y cuando tú aprendes…aprendes lo tuyo, y después viene alguien que sabe más que tú, y otro y otro. La historia no nace del alma, el alma nace de la historia. 

Yo creo que lo que he entregado siempre son poesías bonitas, métricas bien hechas que precisan la historia. Con la poesía bien calculada, sin salirse de los rubros; aunque a veces soy medio picaresco…porque a mí, los encuentros de payadores fomes no me gustan.