Aprendí a escribir décimas a los 18 o 20 años, o menos. Yo pertenecía al conjunto folclórico “Puerto de San Antonio”. Ahí llegó a mis manos una infografía de un conjunto folclórico de Valparaíso llamado “Alimay”, no sé si existirá todavía; ese conjunto folclórico fue como visita a San Antonio, y nos invitaron a nosotros como conjunto folclórico de San Antonio. En esa infografía estaba la poesía espinela, de ahí aprendí. Cuando aprendí tenía algunos errores yo, pero luego el Curicano Ramírez me ayudó a mejorar. Él fue mi primer maestro tal vez. Ahí empecé a escribir cuartetas yo, incluso encuartetadas. Todo esto mejoró cuando tuve clases con el Curicano Ramírez en la Municipalidad de Quilicura, los días sábados cuando íbamos a clases en el año 2013, creo. Después tuve de maestros a la familia Madariaga en la comuna de El Tabo, esto como el año 2016. Ahí conocí la fraternidad de los Madariagas y son mis maestros hasta el día de hoy.
Saber estas cosas me llena el alma, principalmente el Canto a lo divino. Esto es lo que me apasiona. Después me empezaron a contactar los cantores del Melipilla.
Yo no sé si me podría definir como un evangelizador, pero sí sé que soy alguien que está siendo evangelizado, alguien que está absorbiendo, estoy absorbiendo conocimiento de la historia de la humanidad. La historia bíblica es parte de una historia de la humanidad, en gran parte. Siempre se dice que los cantores a lo divino es un evangelista, ¿por qué? Porque a través del cantor vamos dando a conocer la historia de Jesús, el antiguo y el nuevo testamento. Yo creo que soy un aprendiz eternamente.