Inició su trabajo en la alfarería a los 15 años, aprendiendo el oficio de su madre Enriqueta Palacios Vidal.
Ha desarrollado ésta actividad durante 50 años, realizando todos los pasos de la alfarería, a excepción del molido.
Sus piezas han sido de tipo ornamental como juguetes y miniaturas de animales, aunque actualmente se dedica a pulir los trabajos de su esposo, el alfarero José Villeuta.
Tesoro Humano Vivo 2019 Alfareras de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca