Rodrigo López Vilca nació en 1996 en la comuna de San Pedro de Atacama en la región de Antofagasta. Actualmente es cultor junto sus padres, Wildo López y Lucia Vilca, trabajando en ecoturismo y haciendo un trabajo autogestionado en la recuperación del idioma Kunza, lengua del pueblo Lickan Antai.

Participa del Baile Catimbano de Yaye, baile tradicional de la Fiesta de San Pedro de Atacama. Comenzó a bailar a la edad de 11 años, cuando asumió como patrón del baile Orlando Celti y como patrona Marta Vega: “Bailo desde que mi tío Orlando recupera el baile y lo comienza a sacar en Yaye, siempre bailo en la fila, pero en ocasiones, cuando los Niños Mayores, o principalmente el bombero no puede, yo asumo como Niño Mayor de reemplazo”.

Cuenta que en un comienzo cuando el baile regresó al ayllu de Yaye, pues estuvo un tiempo saliendo desde San Pedro de Atacama, su tío Orlando Celti necesitaba más gente para rearmar el baile, pues las personas que estaban en San Pedro no pudieron sumarse al baile que se trasladó a Yaye. Al respecto, Rodrigo nos narra un poco de aquella historia: “Él (Orlando Celti) necesitaba personas y como lo interpreté de algunas personas, ciertas personas que bailaban en el otro baile, no quisieron bailar para él, porque los tenía como una especie de traición hacia la otra persona que tenía el baile antes, un conflicto no grave pero si un desacuerdo, entonces muchos le decían que no, al final se quedó con poca gente para bailar, él empezó a buscar personas y se dio cuenta que en la familia sí podrían bailar y ahí conversó con nosotros (con toda nuestra familia). (Entonces, mi papá) en un momento dijo que nosotros no íbamos a bailar ni siquiera un año y nosotros dijimos que no, que queríamos bailar, si nos gustaba el baile de antes, al final dijimos que sí. Cuando fuimos al primer ensayo con él fuimos sólo cinco personas o seis no más, que éramos todos de la familia no más y nos costó agarrar el paso, pensamos que era fácil pero no, empecé a comprender que después de un par de horas entiende los pasos en sí, a como es y claro después otro ensayo empezaron a sumarse más personas y con los años de a poco se fue recuperando el baile en su totalidad”.

Rodrigo se siente orgulloso de ser Lickan Antai y señala que para él el baile tiene que ver netamente con la cultura de su pueblo originario: “Yo bailo por algo más cultural, en un tiempo me consideré católico. Lo que pasa es que la religión católica en sí ya no me representa, entonces, yo bailo por algo más cultural. Lo que yo quiero hacer en mí caso, es desprender a la religión del baile, sacar un baile que sea netamente cultural. De esa forma yo puedo pelear contra el Estado chileno y el estado religioso católico para independizarme de esta cultura, que no hacen nada más que atrofiar lo que es mi cultura y mi cosmovisión”.