Corresponden a una expresión cultural propia delas localidades de la comuna de San Pedro de Atacama de cariz religioso enclave cultural en la que se encuentra la fusión de elementos propios de la identidad Lickanantay con creencias católicas. Los orígenes de la tradición son difíciles de establecer cronológicamente, mas se consideran las tradiciones católicas-atacameñas como principio conformador de identidad local.
Como tal, los bailes poseen un calendario ritual diverso, en la que no coinciden necesariamente en las mismas fiestas: mientras los Catimbanos asisten a la Asunción de la Virgen, los Negros en Santa Rosa y El Torito participan de la Fiesta de San Juan. Sin embargo, todos confluyen el 29 de junio -día de San Pedro y San Pablo- como hito principal de sus respectivos calendarios rituales.
En la fiesta principal del santo patrono, San Pedro, los bailes realizan una procesión cuyo recorrido transcurre desde los ayllu hasta llegar al centro de San Pedro de Atacama y su respectiva Iglesia. Los promesantes danzan al ritmo de la música de su respectivo Niño Mayor que son interpretadas por cajas, guitarras y flautas, constituyendo un sonido diferente al de los bailes de llegada más reciente como lo son las bandas de bronces. En el camino van representando episodios de la memoria social local.
En rigor, los Bailes se constituyen en una fusión de ritualidad, música, baile, coreografía, estética, comida tradicional, fabricación de instrumentos, entre otros, en la que los significados, sonidos, historia, pasos y saberes asociados a la realización de los bailes se transmiten de generación en generación y de forma oral.
Cada baile representa una red de parentesco, por filiación y afinidad, identificable y reconocida por la comunidad Lickanantay ,así como también por los sacerdotes pasantes de la Parroquia de San Pedro de Atacama. Su linaje se organiza en torno a los patrones y esclavos de cada baile, configurando meta relatos históricos-fundacionales y devocionales que entretejen la tradición y fe cristiano-atacameña. Así los bailes constituyen un elemento de cohesión social, lo que expresa el impacto que tiene la tradición en la vida cotidiana de los cultores durante todo el año, coordinando el baile, ensayando, etc.