La arpillera es una tradición que forma parte del conocimiento popular en Chile. En el caso específico de los talleres de arpilleras en la RM, esta técnica adquiere un sentido colectivo motivado por la defensa de los derechos humanos y la solidaridad grupal durante la época de represión y persecución política asociada a la dictadura militar desde 1973. A través de talleres impulsados por la Vicaría de la Solidaridad, mujeres en distintas poblaciones de Santiago crearon espacios de encuentro, solidaridad y resistencia para enfrentar la crisis política y social de la época. Así es como nace una tradición de bordado que se mantiene con total vigencia hasta el día de hoy, salvaguardada en manos de mujeres que vivieron aquellos años, así como en otras que han aprendido de ellas, generando una tradición reconocida e identificada en el país y en el extranjero.Como tal, consiste en unir retazos de telas recicladas de distintos colores y diseños mediante el uso de diversos puntos bordados para dar cuenta de una historia, contando algo vivido personalmente por su creadora, generando un lenguaje e imaginario colectivo en un contexto territorial particular. No sólo funciona como herramienta de denuncia, sino que además de reparación, de conmemoración y de memoria.Las arpilleristas trabajan desde distintas poblaciones de la Región Metropolitana, ya sea en talleres o incluso en sus propias casas. Es esta territorialidad la que le entrega el nombre a sus talleres, según la población o comuna en la que se desarrolle y que identifica a los diversos grupos de arpilleristas de esta tradición. Así tenemos a las Arpilleristas de Lo Hermida, las Pudahuel, las de Huamachuco, etc. En todas ellas podemos encontrar unidad en el imaginario, el lenguaje visual y la técnica. “Las arpilleras son un medio importante por el cual se denuncian y cuentan las vivencias personales y comunitarias, como si fuese un verdadero diario de telas”.