La señora Albertina es una reconocida mujer Lafkenche, portadora de diversos saberes y conocedora de practicas tradicionales. Es una mujer recolectora de orilla, una alguera. Trabaja con el cochayuyo, la luga, el luche, el gellico, por temporada. Habla de la importancia del lafken para los mapuche lafkenche, refiriendose al mar, en un sentido amplio, como espacio espiritual, material, de recursos y cultura. Señala que todo lafkenche es criado en el mar, cargando desde pequeño lo que puede al hombro. Su abuela le enseño a bajar al mar, a recoger lo que botaba el mar y a armar rodelas con el colloy y luego los paquetitos. Entragaban colloy a cambio de trigo, harina, azucar, hierba, cafe, haciendo trafkintu.
Antes habia que colgarse rodelas en la espalda y encima, y caminar kilómetros con unos 40 kilos cargados. Ahora se puede entregar en la misma comunidad, se entrega amarillo en paquetes, y se paga 4 mil pesos la rodela (50 paquetes).
Trabaja con sus hijos, a quienes les enseña los valores mapuche y busca que mantengan estas tradiciones de trabajo con el mar. Aunque sea los fines de semana o en vacaciones, busca que sus hijos no pierdan la conexión con el mar, que es fundamental para la identidad lafkenche. Es viuda, y señala que el mar le ha permitido subsistir y educar a sus hijos. Comenta las amenzas que ve en la privatización del mar, en la ley de pesca y en el daño por contaminacion y sobre explotación que esta acarreando consecuencias negativas porque ya no se respeta el mar como antes. Menciona la necesidad de mantener una relación de respeto con el mar, de hacer nguillatun, de repetar el ngen, respetar los menokos y otros lugares importantes, respetar a la naturaleza y sus recursos como tradicionalmente lo hacían los mapuche.