Baile de los Negros de Lora

El Baile de Negros es una expresión de religiosidad popular desplegada por un colectivo ritual que ejecuta música y danzas en devoción a la imagen de la Virgen del Rosario en su fiesta patronal, realizada cada tercer domingo de octubre en la localidad de Lora, comuna de Licantén, Región del Maule. 


En ella intervienen distintos devotos con sus respectivas funciones, tanto en la procesión como en la ejecución de música y danza ritual en honor a la imagen sagrada y preparación de la fiesta. 


Son encabezados por un abanderado y 8 a 10 parejas de pifaneros, que ejecutan sus pifilcas, instrumentos de viento mapuche, al ritmo que marca un tamborero. El abanderado suele ser quien tiene mayor edad entre los pifaneros y por su parte existe un capellán del baile que será el pifanero de mayor antigüedad ininterrumpida en funciones, por lo que ambos roles tienen a recaer en la misma persona. Todos ellos visten camisa celeste, corbata rosa y pantalón negro, con una banda tricolor nacional cruzada al pecho. Este grupo es flanqueado por hombres empellejados y mujeres vestidas de "indias", acompañados en la danza por la comunidad celebrante al interior de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. 


Los empellejados, compadritos o encuerados van ataviados de piel de cordero, máscaras zoomorfas del mismo material y un bonete o cucurucho con guirnaldas multicolor. Portan una huasca y una espada de madera con chapitas o sonajas metálicas clavadas por un lado a modo de idiófono, las que al ser percutidas contra el piso al ritmo del tambor acompañan la ejecución de las pifilcas. Las indias visten a la usanza mapuche, con vestido negro y atavíos que imitan trarilonkos y trapelacuchas. Portan una vara o bastón adornado con cintas de colores con el que percuten el piso de la iglesia acompañando el baile. Indias y empellejados tienen como función mantener el orden, custodiar a la Imagen y espantar a los malos espíritus. 


Al finalizar las ejecuciones dedicadas a la Imagen, pifaneros, compadritos e indias ejecutan 3 cuecas de características endémicas celebrando el término de la fiesta. 


En esta manifestación además intervienen cultores y cultoras que cumplen roles de soporte, como quienes tiran del carro de la Virgen en la procesión, quienes visten y preparan la Imagen, quienes adornan la Iglesia y quienes gestionan los recursos para la implementación técnica y tecnológica de la fiesta. 


En este sentido, se trata de una expresión de carácter devocional a la Virgen, marcada por el compromiso de participación año a año, tanto en los roles asociados al Baile como en aquellos relativos a la organización, implementación y ejecución de diversas tareas de soporte. No tiene otras restricciones de participación. 


Esta manifestación evolucionó de las formas rituales de las poblaciones originarias asentadas en esta zona, en particular del Pueblo de Indios de Lora, de quienes los actuales lorinos son descendientes. De esta forma, remite a la identidad cultural y territorial de todos quienes se consideran lorinos, ya sea que habiten en este territorio o hayan migrado de éste, manteniendo su vínculo a través de su participación en esta festividad, con sus diversos grados de responsabilidad y compromiso, involucrando así a prácticamente a la totalidad de la comunidad local. 


La transmisión de la tradición y de los roles para recrearla anualmente, se realizan principalmente en el seno familiar. Padres y madres que participan de esta expresión estimulan la participación de hijas e hijos, o son simplemente imitados por éstos, siguiendo tradiciones familiares por generaciones.  


En otros casos, como el de quienes se incorporan producto de promesas o mandas a la Virgen, aprenden mirando o imitando a los y las demás o simplemente preguntando a otros cultores y cultoras. 


El principal momento de aprendizaje es durante la propia fiesta, en base a la observación y participación en la misma; se aprende básicamente imitando. El único grupo que requiere de ensayos es el de los pifaneros, los cuales comienzan dos semanas antes de la celebración y al cual acuden fundamentalmente aquellos avecindados en Lora. Los integrantes que viven fuera llegan a partir del viernes previo a la fiesta; algunos llegan directamente antes de tocar el domingo. 


No existen restricciones sobre quiénes pueden aprender o transmitir conocimientos sobre este elemento, no obstante, la devoción y respeto a la Virgen, así como el compromiso de participación, se consideran como requisito para considerarse parte de este colectivo.


  • Identificador SIGPA: E3138
  • Folio: 2018_001
    Investigación
  • Baile de los Negros de Lora. Diagnóstico participativo - M. Pineda, 2022
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